viernes, 18 de noviembre de 2011
AQUEL PUEBLO
Foto, Nani.
Llegué a un pueblo fantasmagórico. Las calles estaban embarradas y sin asfaltar y para colmo de males, desde hacía décadas sin corriente eléctrica. Cuando entré en la pensión donde tenía que alojarme, casi tropecé con el techo debido a mi elevada estatura y llegué a tener la certeza de haberme introducido en la Edad Media, cuando me sirvieron para cenar una sopa de ajos tan rancia y consistente que podía ser cortada con unas tijeras, pero para ganar la apuesta, tenía que continuar y esperar a la madrugada y conseguir un mechón de cabello de la dama que salía de la nada y se paseaba palmatoria en mano, por toda la estancia.
Nani. Noviembre 2011.
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Creo que es una prueba casi tan dura como el "vellocino de oro", pero seguro que pudiste con ella...
ResponderEliminarUna prueba de valentía
ResponderEliminarpara conseguir ¿qué?
tu imaginación surca
los cielos para regalarnos
tus palabras
Conseguiste el mechón y volaste rauda a entregarlo en su destino.
ResponderEliminarLa prueba había sido superada.
Un beso
me encantan los pueblos con fantasmas
ResponderEliminarParece que el tiempo se hubiera detenido en ese pueblo, no se me ocurre un mejor hábitat para fantasmas, desafíos y apuestas. Todo puede suceder entre esas paredes carcomidas y desnudas, la modernidad no puede auxiliar a los que se animen por un mechón de cabello o un gesto de valentía para el recuerdo. Hay una larga noche hasta la madrugada…
ResponderEliminarBesicos misteriosa y queridísima Nani mía!
Hay una atmósfera añeja y misteriosa en tu relato. ¿Era un fantasma la dama a la que debía cortar el mechón de pelo?.
ResponderEliminarUn abrazo
Aunque dejé comentario en el blog de América, desde aquí quiero felicitarte y transmitirte lo prendada que he quedado de tu texto y de tu voz. Precioso trabajo. Después de oírte parece que te siento más cerca.
ResponderEliminarBesos.
Pues lo tienes difícil.
ResponderEliminarAunque con tu imaginación, algo inventarás.
Besitos, Nani
Pues ojo con los ajos, no sea que consigas repeler a la rubia...
ResponderEliminarBesicos
Jo, vaya con la apuesta.
ResponderEliminarDebe valer mucho la pena.
Saludos.
La energía que reside en nosotros, la que nos hace ser personas únicas, es tan fuerte, que me resisto a creer que una vez que nuestra máquina perfecta se para, todo se acabe.
ResponderEliminarY si encima estabas muy pegada al sitio donde vivías cuando eras de carne y hueso... ¿porqué abandonarlo?
Las casas, los pueblos o cualquier rincón es válido para seguir haciéndonos notar. (De todas formas, asusta un poquillo)
relato extraño...como el pueblo.
ResponderEliminarme gustó mucho
besos, nani*
Cual era el premio de tan extraña prueba
ResponderEliminarAmiga querida!
ResponderEliminarPor fin llego...jajaja...
Lo primero,tengo que agradecerte nuevamente ese estupendo trabajo que realizaste para mi blog,se encuentra engalanado con tu voz y tu buen hacer.
Con respecto a la historia de hoy...Creo saber a quien esperabas atravesando las paredes del pasado...
Besos a montón y largosssss!
Algo en este microrrelato me recuerda a Comala... Algo
ResponderEliminarAhí no me pillas a mí. Huyo todo lo que de más miedo que un capítulo de Scooby Doo.
ResponderEliminarUfff, ningun mechon de pelo me retiene a mí en esa pensión...;))
ResponderEliminar¡Fantastico, mi niña!
Muchos besicos, Nani.