Imagen cogida de la red
Recluida en el pozo
seco, pronto se callará su
voz y le faltarán las fuerzas. Ya no queda gota de agua, tampoco hay granos que
moler. Sabe que va a sucumbir pero mientras tenga un soplo de vida, se dejará
las uñas cavando. Ya no sabe que llevar a las seis bocas que esperan como
pajarillos y que desean algo con lo que consolar el “come, come” que les quema
las entrañas.
Nani. octubre de 2014