Se
arrodilló pidiendo clemencia. No sabía si se lo pedía a los cielos, a la vida
si es que quedaba en algún sitio, a los gobiernos, políticos, o al Dios de cada
uno. Ya no le quedaba esperanza, ni familia, ni amigos, ni fuerzas para
enterrar a tanta gente, tantos niños que algún día jugaron en esas calles con
pelotas hechas con telas viejas o aquella que dejaron olvidada unos chicos
cuando hubo vida. Tanta existencia inocente que solo querían seguir el curso
normal del ser humano.
Ahora
solo quería llorar y la desesperación no le dejaba ya ni eso. No tenía fuerzas
y solo le apetecía acurrucarse con los que a su lado estaban y fueron vidas,
familia o conocidos. Ya solo quería ser uno como ellos y dejarse llevar.
Nani.
Abril 2018
Ese dejarse llevar a veces puede ser muy tentador.
ResponderEliminarBuen relato, muy bien escrito.
Besos.
Puede ser tentador Toro, solo que nuestro deber es seguir adelante y hacer lo posible por mejorar, ¡si podemos o nos dejan!!
EliminarBesicos muchos.
ante tanto dolor, angustia y desesperacion, solo queda soltar, dejarlo ir, liberarnos de tanto dolor.
ResponderEliminarmuy buen escrito... desde ya te sigo. y te espero en mi blog...
nico.
Muchas gracias Nico y bien venido a esta tu casa.
EliminarBesicos muchos.
Que triste .... cuanta desesperación en tus letras...... Saludos
ResponderEliminarSí Sandra, triste y desesperación. Es tan injusto todo lo que estamos viendo!
EliminarBesicos muchos.