Temblamos primero de miedo. Más tarde todo
cambió y el temblor se hizo emoción. Lo que en un principio nos paralizó, se convirtió
en delicia. Pareció que la amenaza nos fulminaría y temimos por nuestra
estabilidad, después el cielo se abrió y dejó de llover, de tronar y los
relámpagos y rayos se tornaron en color. El arco iris que nos iluminó y nos
dejó seguir el camino hasta casa, fue lo que nos marcó a lo largo de la vida.
Cuando asoman las orejas del lobo, suele dar un vuelco la vida.
(Se
quedó sin enviar)
Nani.
Abril 2019
Ver las orejas al lobo, hace entrar en meditación profunda.
ResponderEliminarY alguna vez se las vemos Alfred. Eso nos hace crecer.
EliminarBesicos muchos.
Bonito y reflexivo texto amiga. Ese lobo me da miedo.....saludos
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra. A mí también me da miedo el lobo y más si se disfraza de cordero.
EliminarBesicos muchos.
Ufff, amiga, mejor no esperar a ver las orejas al lobo,aunque a veces Es irremediable,los humanos somo así, para reflexionar amiga.Un beso
ResponderEliminarCarmen, como han dicho siempre nuestros mayores: "Tenemos que tropezar para aprender".
EliminarBesicos muchos.
Después del miedo suele llegar el suspiro de la tranquilidad.
ResponderEliminarSí Toro. ¡Después de la tormenta viene la calma!
EliminarBesicos muchos.
Feliz semana
ResponderEliminarMuchas gracias Trini. Bienvenida a esta tu casa.
EliminarBesicos muchos.
Ese miedo que no te deja ni respirar.
ResponderEliminarUn beso.
Y que te acongoja y te agarrota, verdad?
EliminarBienvenida y muchas gracias María Dorada (Rica como las galletas).
Besicos muchos.