sábado, 14 de septiembre de 2019

EL LEGADO



En esta ocasión, vamos a hablar de luces y sombras, de perspectivas. A partir de esta foto de Manuel Moraleda, ¿qué historias se os ocurren? No estoy segura de haber conseguido lo que se nos pide, pero esto es lo que me ha inspirado...

Cuando pasea por la avenida principal y ve las maravillas construidas por él, no puede reprimir el deseo de tocar sus paredes, de evocarle y de verle en las sombras que se permiten esas edificaciones, los ancianos y todo lo que le recuerda al abuelo, aquel que quedó tirado en una cuneta un triste día de verano de 1936. Siempre esa sombra alargada fue una constante en el seno de su familia. Su madre le contó que su figura siempre la veía en su propia sombra. Ella era una niña ─le decía, cuando el ya dejó de vivir físicamente, pero siempre le acompañaba y le veía tras de ella cuando caminaba. Sí, la suya era la del él y se lo repetía una y otra vez. Le veía en el legado que dejó y que en noches de luna se reflejaba en el asfalto y aceras de la ciudad, así como en los días de sol, brillando como zafiros en la diadema de una reina. En los lugares de la ciudad donde permanece su obra y en otras muchas a las que fue a sentir sus latidos, porque ella notaba en aquellos edificios las pulsaciones que allí vibraban. Estaban en los patios andaluces y sus fuentes, donde el agua fluía de las bocas de las ranas de porcelana, verdes y brillantes, dispuestas para saltar: “Las ranas”, como los lugareños llamaban a esas fuentes. En las celosías, balcones y rejas. Escaleras de caracol, zócalos de estucos, azulejos,  techos con pinturas decorativas y todo lo que los edificios modernistas del siglo XX, los caracteriza. Siempre su madre le dijo que le acompañaba aquella sombra y por eso, no podía reprimir el impulso de tocar la piedra de las fachadas (como ahora hacía ella también), aquellos zócalos, el mármol de las escaleras, las rejas, admirar las fachadas, los balcones y no podía evitar sentir aquella congoja, cuando se enteraba que derruían uno de aquellos edificios que en su día los declararon patrimonio; para convertirlo en un centro comercial abarrotado de establecimientos de comida rápida, franquicias, música estridente y personas tropezando unas con otras por no llevar la mirada al frente, sino posada en esos dispositivos móviles que les absorben toda la atención.

La que fue su enamorada acérrima y le tuvo una admiración rallando la devoción; murió con la pena de no ver el reconocimiento de la insigne obra de aquel hombre (su padre), que fue asesinado vilmente por las injusticias que provocan las guerras, las envidias y el odio que incitan las miserias humanas. 



Nani. Septiembre 2019


18 comentarios:

  1. El 1936 todavía...
    Han pasado 83 años y sigue ahí, en el día a día, en la política, en los miedos, en el imaginario colectivo.
    Buen relato.

    Besos.

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    1. Sí Xavi, lo que no se hace duele en las familias, queda vagando en el ambiente que se respira y pasa de generación en generación.
      Besicos muchos.

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  2. Un relato bien urdido
    que de mucha realidad lleva ...hay muchos que crearon y nadie le dió crédito
    pero quizás ni lo buscaban, ya que el creador es por excelencia un visionario...

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    1. Son las injusticias de las sinrazones, Maulen.
      Besicos Muchos.

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  3. Buena inspiración tuviste para urdir un buen relato.
    Un abrazo.

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  4. Un buen relato el de hoy. Bonita foto. Saludos

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    1. Muchas gracias Sandra. Me alero que te guste.
      Besicos muchos.

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  5. felicitaciones por tu texto Grandioso abrazos siempre

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    1. Muchas gracias Recomenzar, me alegro que te haya gustado. Me alegro verte por aquí.
      Besicos muchos.

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  6. Gran texto amiga, se va cambiando a peor, y sí, el legado sigue ahí.
    Recién llegado vengo a deleitarme con tus letras, un placer.
    Un gran abrazo

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    1. Sí Carmen. Mientras no se escriba la historia con la verdad, estará revoloteando a nuestro alrededor.
      Besicos muchos.

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  7. Hermoso canto a tu padre.
    La vida, la guerra inútil, por el egoísmo de los hombres, sigue palpitando en la memoria de todo el que la haya sufrido en cualquier país que sea.

    mariarosa

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    1. Los egoísmos marirosa y la inutilidad de ganar poderío unos pocos. Por cierto, no fue mi padre pero algo de un antepasado si que lo hay.
      Besicos muchos.

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  8. Esa energía de la que hablas sigue viva en cada una de las piedras que levantó. Yo también la acaricio y le doy las gracias cada día. De alguna forma supo dejar tanto amor en sus obras que personas ajenas a su historia, tan grande como fatídica, podemos sentir esa pasión con solo acariciar esos estucos, esas barandas retorcidas, el fluir de las fuentes.
    Gracias por tu relato porque da sentido a esas sensaciones, a esas emociones desatadas por el simple hecho de acariciar, de respirar su obra.

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    1. Seguiremos cuidando esta joya modernista con el mismo amor con que se hizo, se nota en cada persona que viene a verla como se ve transportada a esa época y siente esas bellas vibraciones es todo un expectaculo observar esas caras transformadas,es un honor para nosotros y un disfrute inigualable. Gracias a estos nuestros antepasados Alcalainos que sintieron la llamada a este arte de la construcción y decoracion

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  9. Ummm. No sé porqué me da que una parte tuya va en este relato. El abuelo, la madre, la nieta, las ranas, las escaleras de caracol, las fachadas. Me lo he vivido y te he visto y le he visto.
    Has hilvanado una preciosa historia que da gusto leer.
    Abracicoooo

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