viernes, 22 de noviembre de 2019

CRÓNICA DE UNA MADRE




Juanma y Perico son mis dos hijos mayores. Últimamente estaban empeñados en fabricarse un artilugio para ir  a visitar a los marcianos o marteños ─decían. Yo no les hacía demasiado caso, mientras los observaba en el sótano de casa hacer sus juegos. Se buscaron corcho sintético para hacerse una nave. Después me cogieron unos maceteros que tenía arrumbados y se fabricaron una especie de escafandra. Con un vestido de faralaes que tenía arrumbado en el armario de lo que dejo para “por si acaso”, se han fabricado unos monos a juego. Dicen (bueno decían) que los lunares le iban que ni pintados cuando lleguen a saludar a los marcianos, así no serán confundidos con el color verde de sus pieles y como tampoco saben del aspecto de los marteños, pensaban que así igual se distinguen y podrán ser identificarlos como terrícolas al menos alegres (no sé si lo dirían por los lunares, por haber pertenecido a un vestido de faralaes su vestimenta o si será porque así lo creen a pie juntillas), lo cierto es que ellos han seguido en su empeño y poco a poco han conseguido hacer de su juego un bonito atuendo, una nave y un juego que los mantiene todo el tiempo libre que el colegio les permite (porque el colegio es sagrado y no les perdono que algo los distraiga o los desvíe). Para muestra un botón y aquí os dejo la foto que les hicimos cuando nos hicieron bajar al sótano donde a mi marido y a mí, nos mostraron su invento terminado ─nos dijeron. 


Después nos subimos a terminar de preparar la cena y ellos quedaron en hacer lo mismo en el momento que desconectaran el motor y se cambiaran. Como tardaban, bajamos Pedro y yo un poco preocupados y no encontramos a nuestros hijos, tampoco las ropas fabricadas, ni la nave o lo que fuera que fabricaron. Sí había mucho humo a pesar de la ventana de par en par, un gran tizón en el suelo como si algo lo hubiera achicharrado y un panel con luces intermitentes que no supimos interpretar ni mi marido, ni yo. Tan preocupados estábamos, que hemos llamado a la policía. Como vivimos en una localidad pequeña, el jefe de la policía que además es de la pandilla, ha venido de inmediato y se ha quedado tan a cuadros como nosotros estamos, o quizá más.
Perdón, me llaman al teléfono.
─ ¿Sí, pero me queréis decir, dónde estáis? ¿Qué os encontráis en el espacio? ¿Queréis dejar de tomarme el pelo? ¿Qué no sabéis cuando volveréis? ¡Mirad, dejad de torear a vuestros padres, os queremos aquí de inmediato, tenéis a todo el pueblo movilizado buscándoos y vuestros hermanos no hacen nada más que llorar! ¿Creéis que nos merecemos esto? ¿Que no sabéis cuando volveréis y que además el combustible lo tenéis justo para llegar al lugar que os habéis marcado? ¡Qué sepáis que cuando volváis estaréis castigados un mes  por lo menos. Ni habrá juegos, ni gimnasio, ni partidos de fútbol, ni…!
─ ¿Será posible? Se ha escuchado como una interferencia y la comunicación se ha cortado.
─ Han pasado cinco meses y nuestro hijos no han vuelto. Bueno, de vez en cuando recibimos una videoconferencia y les vemos con unos seres verdes y otros muy, (bueno de colores como si su piel fuera un arco iris). Nos dicen que están muy bien (y aparentemente están bien, se les ven muy alegres. ¡Sus miradas desde luego son las de mis hijos felices!), que no nos preocupemos y que están aprendiendo mucho. Ah se me olvidaba. Insisten mucho en que las personas tenemos que ser de distinta manera para que haya alegría y paz que es lo que verdaderamente importa. Que ellos están aprendiendo para enseñarnos cuando vuelvan además de otra cosas. Nos piden permiso para traer a algunos de sus amigos a casa. Ya  no sé qué pensar y lo único que quiero es que vuelvan, me da igual que vengan con gente verde, de colores o como sea, si al final en la diversidad está la verdad o al menos eso es lo que me dicen y ya me lo creo eso y todo. Solo quiero abrazarles a ellos  y a esos seres que tanto les están enseñando.
Y hasta aquí, la crónica de hoy para mis amigos y los que no lo son tanto.  La semana que viene, vuelvo a contaros algo más, porque habrá más videoconferencias. Besos y cariños para todos.

Nani. Noviembre 2019

10 comentarios:

  1. Muy divertido y didáctico ;)
    Un abrazo.

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    1. Me alegro Alfred, que así te lo haya parecido.
      Besicos muchos.

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  2. Genial nani, como dice Alfred, muy jovial este relato y educativo, me ha encantado, gracias por crear belleza.
    Feliz fin de semana.
    Un beso

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    1. Gracias a ti Carmen por leerlos. Me alegro que te haya resultado divertido.
      Besicos muchos.

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  3. Ja, ja, ja. Se hacen mayores, qué lo vamos a hacer.

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    1. Sí Margarita, se hacen grandes y muy revoltosos algunos...
      Besicos muchos.

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  4. Volverán y la madre sonreirá y les hará algo rico de comer, y suspirará... igual que yo ahora.

    Besos.

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    1. Cuánta razón tienes Xavi, qué bien nos conoces a las madres!!
      Besicos muchos, con suspiros.

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  5. Fantástico relato. Los hijos siempre se van, unos regresan, otros nunca vuelven....... Saludos amiga.

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    1. Si Sandra, los hijos se van y gracias a Dios significa que van haciendo sus vidas. Malo es que siempre estén en casa. Me alegro que te haya gustado el relato.
      Besicos muchos.

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