lunes, 9 de diciembre de 2019

LA PAQUITA





Con Viernes Creativo Escribe una historia. La fotografía es de Javier M. Reguera, de la Serie «City 01Skate Days», 2019.

Nos gusta mucho viajar con nuestra Paquita (le pusimos nombre a la caravana) y esta vez hemos decidido ir a La Alpujarra granadina para pasar el último día de vacaciones, con nuestro amigo Miguel Ángel en Ugíjar. Ha sido una verdadera odisea adentrarse por esas carreteras estrechas, con giros de casi noventa grados. Una verdadera osadía adentrarnos por esos parajes con la Paquita, no porque esos lugares no sean de interés, todo lo contrario, son una verdadera maravilla, pero ir con la Paca por carreteras de esa índole, es otra cosa. La Paquita no es muy grande, pero la hemos amoblado de manera que no queda un milímetro desaprovechado. Todos tenemos cama en la noche, comedor o habitación de lectura durante el día, cocina, aseo y los correspondientes armarios para ropa. El día lo pasamos en Granada y se nos fue el santo al cielo, ya que esa ciudad atrapa. Después del almuerzo y  un ligero descanso a las afueras, nos dispusimos a emprender la aventura. A medida que íbamos subiendo, una espesa niebla nos fue invadiendo y con el inminente ocaso, decidimos acampar en algún lugar algo más ancho esperando ver si se aclaraba la tarde o bien, pasar la noche en un lugar fuera del alcance o peligro de vehículos que se atrevieran con semejante carretera invadida por las nubes a pie de asfalto. A la altura del embalse de Rules, situado en el cauce del río Guadalfeo (según mi mapa de carretera) y aprovechando un ensanche con mirador (esto lo apreciamos cuando pasó la niebla después del amanecer), decidimos aparcar y pasar la noche en este lugar. Estaba tan oscuro como boca de lobo y era muy peligroso segur adelante. Aparqué todo lo pegado que pude a la valla y nos dispusimos a hacer la cena para acostarnos cuanto antes pensando madrugar y proseguir nuestro viaje, en el momento que la niebla fuera desapareciendo. Mariam preparó unos sándwiches y unos vasos de leche caliente, ya que apetecía tomar algo que nos entonara. Nos dispusimos a abrir nuestras camas cuando nuestra hija gritó descontrolada, al observar ─dijo,  unos ojos pegados al cristal de su ventana. Aterrorizados todos, nos apretujamos y observamos de nuevo. Un vaho empañó el cristal y con una servilleta intenté limpiarlo, pero pudimos comprobar que dicho vapor estaba adherido por fuera, por lo que no nos quedó otra que esperar, escuchar y mirar si de nuevo se asomaban esos ojos. De pronto escuchamos como un relinchar y ya no me quedó más remedio que salir a ver que estaba pasando. Cogí la linterna que llevaba junto a la puerta de entrada, abrí mientras le decía a mi familia que permanecieran juntos y enfoque la luz al lugar correspondiente a la ventana que corona la cama de nuestra hija. ¡Me quedé de piedra! Sobre un caballo como el tizón, había un hombre con ropas como de otra época y oscuras, la cabeza cubierta con turbante y la cara casi tapada también, tan solo se podían observar unos ojos penetrantes que me dejaron helado. En la mano derecha empuñaba una espada enorme que brillaba como la luna si la hubiera habido esa noche y con la mano izquierda, sujetaba las bridas con las que daba órdenes al caballo negro de pura raza. Cuando me recuperé del asombro, pregunté que quién era y qué quería de nosotros. Me contestó con voz potente y con la fuerza de quién está acostumbrado a dar órdenes, que era Boabdil el último monarca nazarí del reino de Granada y que salía todas las noches para vigilar Las Alpujarras de bandidos, enemigos y de la propia reina católica que le arruinó la vida hasta el punto de humillarlo y hacerle llorar cuando salió de su palacio como parece ser ─dijo, cuenta la leyenda. Le dije que nosotros éramos gente de bien y que estábamos haciendo turismos (siempre con precaución creyendo que fuera un desdichado loco que andaba por aquellos andurriales jugando a los héroes), aunque todo lo que decía me sonaba a las historias que había leído e incluso estudiado, así que me froté los ojos con fuerza, creyendo que el cansancio me estaba jugando una mala pasada. Al abrirlos, Boabdil seguía allí y comenzaba una letanía de la que tan solo entendí algo así como: “Por Alá todo debe quedar como está, ya nadie cuida la naturaleza, las aguas, ni las nubes y que si por la mañana observaba que dejábamos basuras o semejantes, con un dedo de su mano, empujaría a la Paquita (él dijo esta cosa) y pararíamos dentro del hueco del tiempo, que hay antes de llegar al agua del  embalse”. Se dio media vuelta y al galope de quién conoce el entorno, desapareció, dejando un aura añeja y un olor a eucalipto que hasta creo, nos despejó la nariz y la mente. Entré, conté a mi familia todo lo ocurrido y la  mirada vivaracha de mi hija y su pronta respuesta, me dijo que estaba contándoles un cuento para dormir. Yo le dije que posiblemente era eso, y no quise insistir en nada más por si acaso se asustaban de verdad. A otro día cuando llegamos a casa de Miguel Ángel, le conté todo y me dijo que era verdad, que el alma de Boabdil andaba errante por todos aquellos parajes y que muchas personas lo habían visto por allí a lomos de su tizón, sobre todo en noches de niebla y que en algunas ocasiones se dijo, que salvó muchas vidas de la niebla traidora y de los fantasmas que salían a enfrentarse con él.

Nani. Diciembre 2019

16 comentarios:

  1. Este es un relato mágico y hermoso.
    Te felicito.
    Seguro que Boabdil también lo haría.

    Besos.

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    1. Muchas gracias Xavi. Boabdil, como Cava la Sultana los siento siempre cerquita y como ves, de vez en cuando me inspiran.
      Besicos muchos.

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  2. Muy buena historia, Nani, y muy bien contada.

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    1. Muchísimas gracias Manoli. Viniendo de ti, se agradece doblemente.
      Besicos muchos.

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  3. Esas tierras granaínas están llenas de leyendas y de nebulosas curvas. Bonita historia.
    Un saludo
    JM

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    1. Así es JM. Por estos andurriales andaluces, por cualquier rincón te puedes encontrar a personajes que inspiran leyendas para contarles a los nuestros.
      Besicos muchos.

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  4. Curioso y fantástico relato.
    Besos.

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    1. Alfred, me alegro que así te haya parecido.
      Besicos muchos.

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  5. Que chulada esa paquita, y que historia más bella y fantástica.
    Feliz semana nani.
    Un beso amiga.

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    1. Yujuuuu, qué bien que te haya parecido chula la paquita, Carmen. Me alegro mucho.
      Besicos muchos.

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  6. Que bonita historia, y esa paquita es hermosa. Saludos amiga.

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    1. Jajajaj, Me encanta Sandra que te haya parecido hermosa.
      Besicos muchos.

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  7. me maravillas con tus escritos bella dama

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    1. Muchas gracias Recomenzar. Encantada de que te maravillen mis historias.
      Besicos muchos.

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  8. Después de meses de ausencia he vuelto a pasar por estos lugares, preciosa historia. Un beso

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    1. mariajO, me alegra recibirte de nuevo. Me alegro que te haya gustado la historia. No tardes tanto.
      Besicos muchos.

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