Le confesé a mi padre lo
que había hecho y
algo más tranquilo se quedó. Hice un agujero en el jardín y allí lo metí, le
dije. Lo hice con precaución aprovechando que no hubo luna. Le dibujé gracias a
mis conocimientos de diseño, un plano con todo lujo de detalles que guardó
debajo de un ladrillo movible en la chimenea. Cuando pasaron los años y volví
después de aquel duro pero gratificante trabajo, con ayuda del plano lo
desenterramos. Allí, delante de nuestros ojos el sobre con las semillas de la
paz, resplandeció.
PAPÁ Y MAMÁ
Le confesé a mi padre lo
que había hecho y en
su mirada vi miedo y preocupación. La verdad es que tirarse de cabeza a montar
un negocio era una osadía, pero como siempre fui muy manitas, no podía dejar
mis dedos quietos. Hoy cuando se lo recuerdo, se le saltan las lágrimas y me
besa. Yo le digo que todo se lo debo a él y a sus habituales, “castigos en el
rincón de pensar”. Mi madre decía que era rabo de lagartija, pero todo ello me hizo
lo que soy.
Nani.
Diciembre 2019
Dos versiones bien diferentes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son retos que me pongo a mí misma, Alfred. Una que es un poco enrevesada.
Eliminarbesicos muchos.
Hay momentos en nuestra vida decisivos, para el resto,y pensar que hay que ir adelante siempre con firmeza,para atrás ni para coger impulso.
ResponderEliminarUn beso feliz noche.
Así es Ninfa Azul, para atrás, ni para coger carrerilla. Bienvenida a esta tu casa.
EliminarBesicos muchos.
Me gustan los dos.
ResponderEliminarEl primero es muy emotivo y el segundo muy agradecido.
Besos.
Muchas gracias Toro. Como dice Alfred, bien distintos los dos, pero me alegra que te gusten.
EliminarBesicos muchos.
Los dos muy buenos. Saludos amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra, me alegra que te gusten.
EliminarBesicos muchos.