Mi
abuela tenía las manos con grietas y a veces con el frío y después de haber
estado lavando en el agua cristalina y helada del arroyo o en el lavadero de la
plaza, le sangraban. Usaba el jabón que ella hacía reciclando el aceite y decía
que era el mejor remedio para curarlas, solo que el rasca a veces era demasiado
agrío y por eso se ponían tan ásperas y rotas, pero de su boca nunca salió una
queja, sino que era normal en una mujer de campo. Luego ya por la noche y
cuando terminaba de arreglar las zahúrdas de los animales, dejarles el agua
limpia, las mondas de las papas y desperdicios del día, recogía todo lo que el
abuelo, mi padre y mis tíos traían del campo. Al terminar se lavaba las manos en la palangana de loza
desconchada, se las secaba con mucho cuidado y con zumo de limón y aceite de
oliva batido, se las untaba mirando a la pared para que no viéramos el escozor
que le producía, esa era su crema de manos y así conseguía que se suavizaran,
(ella decía que así le sanaban), para a la hora de tirar del esbozo de la cama
donde dormíamos tres arriba y dos a los
pies, terminara acurrucándonos y acariciándonos uno a uno. Nunca conseguí
entender cómo lo hacía, pero sus manos a esas horas eran suaves y delicadas (decía
que su crema hacía milagros), para no manchar las sábanas, ni nuestra caritas.
Recuerdo aquella caricia tan suave y placentera, (que a pesar del dolor que
siento cuando lo evoco), es más agradable la sensación de aquellos momentos. La
recuerdo con tanta ternura incrustada en cada arruga de su cara, cada pata de
gallo en sus ojos o las que se le pronunciaron alrededor de los labios, que tenerla
presente me produce tanto amor, que no
sabría decir si era igual al que me entregaron mis padres. Lo pienso a menudo y
no, era distinto, más tierno, más delicado y mucho más cómplice. Papá y mamá
nos educaban y a veces tenían que ser más rígidos. Ella nos amaba, únicamente
entregaba amor.
#NuestrosMayores
Nani.
Mayo 20 20
¡Qué bonito, Nani! Poco más te puedo decir, además de que las mujeres de aquella generación estaban hechas de otra pasta. Nosotros nos wuejamos por todo, la verdad.
ResponderEliminar¡Me ha encantado!
Un abrazo.
#devuelvocomentarios
Muchas gracias Rebeca. Así es, eran fuertes como robles.
EliminarBesicos muchos.
Reconfortante recuerdo.
ResponderEliminarDeja huella algo así.
Besos.
M;uchas gracias por tu visita, Amapola. Me hubiera encantado tener esos recuerdos, siempre los echñe en falta.
EliminarBesicos muchos.
Entrañable relato de alguien que deja huella. Los abuelos son algo mágico en nuestras vidas, los que tuvimos la fortuna de haberlos tenido....... Saludos amiga.
ResponderEliminarMe alegro Sandra que tuvieras y engas esas vivencias.
EliminarBesicos muchos.
Me has hecho recordar a mi abuela materna.
ResponderEliminarJo...
Besos.
Xavi, si ha sido para bie, me alegro.
EliminarBesicos muchos.
Me has recordado a mi abuela. ¡Gracias!
ResponderEliminarTe digo como a Toro, si ha sido par abien, me alegro Alfred.
EliminarBesicos muchos.
Qué recuerdo más bonito, Nani
ResponderEliminarMuchas gracis Aurora.
EliminarBesicos muchos.
Me emocionaste Nani, no me avergüenza decir que se me saltaron las lágrimas. Qué bonito lo contaste y qué tierno. Un abrazo amoroso para ti.
ResponderEliminarGracias Yashira. Me alegra saber que te ha gustado.
EliminarOtro abrazo enorme para ti y además,
Besicos muchos