Foto cogida en la red, de la página de Facebook, de Mures (Jaén)
Mi
tío Federico, iba todos los años a la recolección de la uva, a una ciudad de
Francia, cerca de la frontera
española. El año 1969 después de volver
y con una parte de los ahorros que trajo, se compró una Vespa de segunda mano
que le vendió el hijo de D. Nicanor el de la Cámara Agraria. Siempre dijo que
la pudo pagar con facilidades ya que el chico que se la vendió, había sido compañero
suyo en la escuela y le hizo el favor. Su coste ascendió a los ahorros de dos
cosechas, pero valía el sacrificio, ya que mi tío la necesitaba durante el año.
Debía ir a regar y sembrar las tierras del tío Pascual, su suegro y también las
tierras de su abuelo y que más tarde heredaron tanto mi padre como mis tíos. Al
final, no tuvieron mucho más de una fanega de olivos, pero como entonces se decía, “menos daba una piedra”
y la Vespa le ahorraba mucho camino y pérdida de tiempo. Desde que la tuvo,
pudo ocuparse en el mismo día de varías tierras y el cansancio era menos. Los días
que no tenía que ir al campo, los pequeños de la casa y los vecinos, todos nos
apuntábamos a que nos diera un paseo. Estaba más solicitado que la vaca de la Carmela,
que por cierto, un día me llevó a conocerla, a recoger la leche e incluso, fue
la primera vez que hice un intento de ordeñar a la vaca ¡que era enorme y negra
con una mancha blanca grande en la pata trasera, derecha.
En
las fiestas de la patrona, venía al pueblo un fotógrafo que nos inmortalizaba
año tras año, a todos los críos y como
ese día el tío se lo tomaba festivo, todos los críos le ayudábamos a limpiarla
y luego, tocaba foto. En mi caso casi no se me ve, pero como ves, estoy feliz.
Era una ilusión subirnos en esa bonita Vespa y sobre todo, ir a ver la vaca de
la Carmela, o a coger collejas, espárragos trigueros o espigas. El tío Federico
era muy cariñoso y madre nos dejaba ir con él a cualquier lugar del campo. Por entonces,
era la mejor aventura que podíamos tener.
Y
para las madres era un momento bonito y un orgullo dejar inmortalizados a todos
los hijos, sobre todo, con el más viajero del pueblo. El tío Federico era un
hombre con mundo e incluso a veces saludaba diciendo: “Bonjour”. Era un orgullo para el pueblo y sobre todo,
para mi familia estar emparentado con él. Era nuestro héroe.
Nani.
Febrero 2021
Nani, me admiro de lo rápido que escribes.
ResponderEliminarUn relato muy entrañable, por cierto me ha recordado a un tío de mi mujer, ya fallecido, siempre en su Derbi.
Un abrazo.
Muchas gracias Ángel. Hay temporadas que las musas surgen y otras, que no tanto, jajajaj.
EliminarAntes había muchas Vespas y Derbi. Era el medio de locomoción más actual y las distancias siempre más cercanas.
Besicos muchos.
Un relato entrañable.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias Alfred!!
EliminarBesicos muchos.
Muy bonita historia amiga, y linda foto. Saludos.
ResponderEliminarSandra, me alegra que te guste.
EliminarBesicos muchos.
Todavía se venden Vespas.
ResponderEliminarYo tuve una, y bien tuneada.
Qué buenos recuerdos.
Besos.
Jajaja, menudo serías tú encima de una Vespa!!
EliminarBesicos muchos.
Es precioso Nani, emotivo y entrañable.
ResponderEliminarTodo lo que se recuerda cómo se escribe y más aún con tanto detalle, permanece.
Gracias un besito.
Me alegro que te haya gustado, M. Lola.
EliminarBesicos muchos.
Yo quiero un camión.
ResponderEliminarY dos milhojas para desayunar.
Raul, siento no tener ni el camión, ni las milhojas. Jajajaj.
EliminarBesicos mucho bonito!!