sábado, 17 de julio de 2021

RECUERDOS EN UNA MALETA

 


Con esta edad no era nunca suficiente el reto o esfuerzo. Si tú me pedías aúpame y llévame en el patinete, ahí estaba yo. Lo que no me esperaba es que debido al exceso de grasa en las ruedecitas, al peso y la cuesta abajo, terminamos dando con nuestros tristes huesos en la reja de la fábrica de helados. Lo único bueno que tuvo el golpe, es que había hielo y al menos nos aliviaron la hinchazón, mientras llegó la ambulancia. Al final estuvimos parte de las vacaciones con una escayola tú en la pierna derecha  y la cara toda quemada por el rasponazo. Por mi parte, el brazo izquierdo también escayolado, la cabeza vendada a causa de una gran brecha y el coxis como si me hubieran pisoteado quince elefantes. Bastantes días sin vernos y sin playa, pasamos. Al final me viniste a ver, pero no te reconocí con tanta concha en tu rostro y el aturdimiento que todavía me duraba. Al final todo fue pasando y aunque pudimos por fin ver el mar (sin mojarnos por las escayolas y desde lejos), nos juramos amor eterno.

Hoy al cabo de 20 años, me pregunto dónde habrás pegado con tus huesos. Te aseguro que yo estoy en una gran ciudad y todos los veranos añoro y deseo tu boca y tu sonrisa, por eso esta foto me acompaña siempre guardada en la maleta.

El resto del año, hago una vida normal de ejecutivo, con esposa y tres hijos, sin tiempo ni de mirar fotos, ni de pensar en el pasado. ¡Cada día que pasa odio más la globalización, si los míos me acompañaran, me mudaría a uno de esos pueblos perdidos en la que, mal nombrada llaman: “La España vaciada”!

 

Nani. Julio 2021