Ayer empezó a dibujarle en el brazo todo
lo que los identificaba. Primero fue un corazón con su dedo índice. Después en
el torso desnudo, la margarita que tanto les gustaba, con un tallo largo que
fue hacía el monte de Venus. Allí se detuvo y subió suavemente, dibujando
espirales donde rodeó con la última su pecho izquierdo y entonces le dijo:
─Ahora
te toca a ti. Dibújame hasta que caigamos extenuados.
Nani.
Febrero 2022