domingo, 27 de marzo de 2022

DE PELÍCULA

 


Hoy me levanté al amanecer, ya que tenía turno a las seis de la mañana y aunque el hospital donde trabajo como auxiliar está muy cerca de casa, me gusta llegar al menos cinco minutos antes, para cambiarme con tranquilidad y empezar a mi hora.

La mañana estaba fría, húmeda y con niebla. Siempre voy a pie porque me sirve para caminar y despejarme. La madrugada estaba como para espabilar a un muerto. El viento era fuerte y a esas horas, todo rugía como si estuviéramos en plena selva. Las persianas hacían ruido, las farolas se bamboleaban, los toldos de las marquesinas de ventanas y puertas bramaban y yo estaba deseando llegar al trabajo, hoy el paseo parecía de película de ficción.

Con este último pensamiento pasaba a la altura de la tienda de mi amigo Javi, cuando la persiana del escaparate se levantó con un grito de auxilio por la necesidad de engrasado que tenía, apareciendo unos neones iluminados que, al no esperarlos, me sobresaltaron. Al mismo tiempo y por la esquina que dicho establecimiento hace, apareció una figura embutida en una capa oscura, con sombrero de ala ancha y del mismo color, que se me aproximaba. No sé si he dicho ya que soy muy peliculera, pero todo el ambiente desde que salí de casa descubrí y lo que tenía delante de mis ojos, las piernas empezaron a temblarme y el corazón parecía que escalaba garganta arriba como si quisiera salirse por la boca.

La figura al llegar a mi altura y la del escaparate, hizo un ademán muy típico de Drácula, pero cuando creí que se me abalanzaba, se abrazó al cristal del escaparate gritando: “Esa cruz es la que necesito”.

Salí corriendo, pero solo conseguí dar unas zancadas que fueron detenidas por más personas que salieron no sabría precisar de dónde, a las que escuchaba reír y cuando creí que iba a perder el sentido, me di cuenta que todos gritaron al mismo tiempo: ¡Inocente, inocente!  

¡Dios mío!, entonces caí en la cuenta, era 28 de diciembre. Mis amigos y compañeros encontraron la inocentada perfecta. Llevaban muchos años intentando cogerme desprevenida. Siempre era yo la que les sorprendía y tenían ganas de cogerme en mi salsa. Y es que nunca me creí que cayera víctima de mi propia devoción.

 

Nani. Marzo 2022