Han
amanecido nuestras ciudades en color sepia.
Cuando
hemos salido a recoger el pan que lleva nuestro habitual panadero, dijo una vecina:
─
¡Ha llegado el apocalipsis de verdad!
─Bueno…,
─contesta Lola. ¡Ya está la sabia del barrio adivinando el futuro, mucha tele
tiene metida en la cabeza!
─Manolita,
a ver si te va a pasar como al Julio cuando volvió de la mili, que le preguntó
a su padre que eran esos globitos que había colgados de las vigas. A lo que el
padre sorprendido y pensando que su hijo era un poco palurdo que ni la mili lo
había espabilado, le contesto:
─
¡Pero hijo de tu madre!, ¿no te acuerdas de los melones que sembramos las
vacaciones pasadas?
Hija,
─contesta la vecina de los mellizos. ¡Cómo si fuera la primera vez que el polvo
del Sahara nos cubre y nos llueve barro! Hoy no se limpia, ni se tiende la ropa.
Hoy toca hacer migas con chorizo y ver las musarañas si no tenemos algo más
beneficioso que hacer, porque ni cuchichear en la calle podemos, que nos
ponemos rubias sin ir a la peluquería.
¡Apocalipsis!,
murmuro mientras me adentro en la casa y en mis pensamientos. ¡Así es todo, de
un hecho natural hacemos un drama y luego pasa lo que pasa! Llega el
comentarista de turno que fabrica el bulo, lo comenta en el informativo de
chichinabo o en el programa amarillo y ale, ¡ya tenemos el comentario-bulo del
día que crece como una bola de nieve, mientras rueda desde la cima hasta el
valle! ¡Si no hay nada como la vieja del visillo que diría el humorista Mota!
Ahora como vivimos en bloques o los visillos ya no se llevan, se ha traspasado
a la ventana de la caja tonta y es ahí donde nos cuentan los chimes y vamos y
nos los creemos, en lugar de ¡yo qué sé, mirar que la vida tiene cosas más importantes
que hacer, que vivir y que decir! Puede que el polvo en suspensión del Sahara,
nos esté recordando que los habitantes de esa tierra también existen, que a
veces nos creemos el ombligo del mundo y solo es importante lo que vemos o
creemos ver.
Nani. Marzo 2022