Imagen subida de la red
Está
sentada en el tranco de casa. Da de comer a la muñeca que le ha tejido la
abuela y mientras, mira como juegan sus hermanos y otros niños al futbol, con
una pelota que se han confeccionado con trapos del vertedero. Las porterías son
quicios de puertas de algún derrumbe. De pronto, se vuelven a escuchar los
zumbidos que los ponen a todos en alerta para salir disparados, hasta lugares
que creen son más seguros. La niña se ovilla junto a su muñeca en el hueco de
la escalera y allí permanece hasta que deja de escuchar silbidos y derrumbes.
Cuando se incorpora no sabe si es noche o día, solo ve polvo y humo. Intenta llamar
a sus hermanos pero no hace falta. Allí a sus pies están cubiertos de sangre
junto a otros tantos niños. Besa su muñeca y se la coloca a uno de sus hermanos
entre las manos, mientras dije: “No os preocupéis, ella os va a cuidar a donde
os lleven, ya le diré a la abuela si sigue en casa, que me haga otra. Lo peor
va a ser decirle que ya no necesitáis a ir a cenar”.
Nani.
Julio 2023