martes, 9 de julio de 2024

EN LA NOCHE

 



 

Cuadro de Riona Buthello de su serie «Cae la noche»

Había escuchado un fuerte golpe y aunque estaba en ese duermevela que produce un despertar extraño, casi estaba seguro de que algo anormal había pasado. Intentó encender la lamparita que tenía sobre la mesita auxiliar, donde también estaba el despertador digital y la botella de agua que todos los días colocaba al irse a la cama.

La lamparita no pudo encenderla y tampoco parpadeaba la hora en el despertador como todas las noches. Imaginó que habría un corte de corriente eléctrica y no le dio mayor importancia. Se levantó y tanteando para no tropezar con ningún mueble que le podía hacer la pascua en los dedos desnudos, intentó encontrar el teléfono móvil para encender la linterna. Todas las noches lo colocaba sobre la cómoda donde guardaba la ropa interior, con la voz quitada en las notificaciones, pero no anuladas las llamadas, puesto que en cualquier momento podía recibir una de sus padres ya ancianos, o de cualquier familiar de los que vivían en distintas ciudades.

Comenzó a palpar la superficie donde recordaba haber dejado el teléfono, pero no conseguía localizarlo. Lo que sí notó, fue una especie de piel de animal, podía ser gato u otro, pero le inquietó porque no tenía en casa animal alguno. Al percibir aquel contacto, retiró la mano, dio un paso atrás movido por un impulso repentino e impactó contra algo colocado allí a propósito y que no esperaba, puesto que nunca había estado en ese lugar haciéndole titubear y caer al suelo. Sabía que debía incorporarse, pero algo le paralizaba. No esperaba nada parecido y no conseguía coordinar sus pensamientos. Como suponía que el impacto no le había retirado demasiado de la cómoda, intentó agarrarse a ella para poder incorporarse de nuevo e intentar coger su dispositivo. Su deseo era poder encender la linterna y poder ver que estaba ocurriendo, pero ni consiguió agarrarse a alguno de los cajones, ni encontró nada conocido, sino que todo lo que tocaba era demasiado extraño, viscoso, frío y le estaba produciendo tanto pánico que no conseguía coordinar. Nunca había sido un ser asustadizo, pero aquello lo estaba sacando de quicio. Tenia mucho frío, notaba que su barbilla temblaba y su corazón palpitaba a tanta velocidad, que creía que no lo iba a poder resistir.

Empezó a dolerle mucho el brazo izquierdo y apenas podía respirar o eso recordaba, cuando consiguió abrir los ojos, observando que se encontraba en la cama de un hospital y una enfermera intentaba hacerse entender:

“Señor Martínez, no se preocupe todo ha pasado. Se desvaneció en el trabajo y lleva aquí unos días. Todo está volviendo a la normalidad. Sus familiares han salido un momento a tomar un café, volverán en unos minutos, ya les hemos avisado y dicho que ha despertado y que le estamos tranquilizando. No se apure ni tema por nada. Ha delirado mucho y nos decía que había alguien en su vivienda, pero sus hermanos no han encontrado nada extraño, todo ha sido producto de su delirio y su malestar. Pronto volverá con ellos. Lo único que tendrá que hacer a partir de ahora, es cuidarse. Nos han dicho que es usted muy metódico en el trabajo y eso por ahora, habrá que olvidarlo. Ahora le recomendamos pasar más tiempo en la costa con sus padres y vivir sin preocupaciones.

No recuerda apenas nada, solo la pesadilla que siempre se repite. Aquel despacho, la cara del profesor, el intento persistente de tocarlo, perseguirlo, amenazarlo, querer salir y no poder. Era el animal que siempre estaba acechándolo en sus sueños, en la noche y en la vida que nunca había conseguido normalizar.


Nani, julio 2024

 

9 comentarios:

  1. Debe ser horrible tener esas pesadillas que desde estudiante te invaden y no se van con los años en cualquier problemática que tengas vuelven y a repetir. Un fantástico relato. Un besote.

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  2. Los abusos sexuales dejan huella para siempre.
    Besos.

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  3. Hay traumas que jamás se superan.
    Buen relato, Nani.

    Besos.

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  4. Relato tan bien narrado. Terrorífico sin necesidad de explicitar demasiado...
    Bien hecho, Nani!!

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  5. Um belo relato Nani. Há traumas que ficam para sempre, uma angústia sempre presente.
    Um bom fim de semana.
    Besicos muchos.

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