La
larga cola de novicias que se estaba formando, llegaba hasta la esquina de la
pastelería de Petra. La aspirante a monja que era penúltima, pensó que, para
hacer dulces en el convento y seguir los estrictos horarios y rezos, mejor
pedía trabajo a la pastelera, que siempre fue muy buena en lo suyo. Además, en
su obrador se rezan padrenuestros para medir tiempos en determinadas recetas,
se elaboran yemas de monja, tocinos de cielo, lágrimas de obispo
y así, ganaría las indulgencias precisas para gozar los divinos pucheros
o las santas tentaciones que se harían con sumo gusto para alcanzar la gloria
bendita.
Nani,
noviembre 2024
Googlee para identificar de qué sabores se trataba... Me hace agua la boca cómo narras, Nani.
ResponderEliminarAbrazo fuerte que por aquí duele también pese a la distancia...
Muy bien escrito, Nani, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarÁnimo a todo el país. Besos
En la pastelería estará mucho mejor.
ResponderEliminarMuy ingeniosa.
Besos.
Unos dulces como son las yemas de monja nos viene bien para endulzar un poco el ambiente. Me uno a ese lazo. Besos, muchos.
ResponderEliminarMe encanta!, yo tambien hubiese preferido pedir trabajo en la pastelería, muy bien razonado 😁👏🏿.........todos con Valencia💪🏿
ResponderEliminarBien por la decisión tomada. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEs un placer nani venir a leerte. Endulcemos el ambiente con este excelente relato.
ResponderEliminarFeliz miércoles.
Abrazo
Un texto muy interesante y apetitoso, Nani...A veces los pastelitos, tartas y bollería dulce nos acerca al cielo y es un placer saborearlo...Casi, casi lo hemos sentido en tus letras.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable por tu constante creatividad, amiga.
Siendo pastelera tendrá una vida mucho más plena y divertida.
ResponderEliminarBesos.
Bien por ella.
ResponderEliminarSonrío.
Besos!!!
Genial! Muy bueno, Nani.
ResponderEliminar👏🏼👏🏼👏🏼