Imagen prestada de la red
Ya no podíamos contar
con él pero a Pepito
era difícil ignorarle. Le dejamos en el lugar que ocupaba habitualmente, aunque
no estaba resultando demasiado agradable; el deterioro se acusaba y las escamas
eran cada día más abundantes empezando a ser desagradable el aspecto y el olor
de la derrota. Tampoco resultaba muy beneficioso para los pequeños tenerle ahí
ocupando el lugar de siempre, por eso hoy hemos decidido pasar por un
concesionario y a Pepe llevarle al desguace.
Nani.
Mayo 2015
Simpática y triste a la vez tu apuesta de esta semana. Pobre Pepe.
ResponderEliminarBesotes
Ay esos coches viejunos que tanto nos cuesta deshacernos de ellos...
ResponderEliminarBesos
Ay ese olor de coche viejo...
ResponderEliminarBesos Nani.
El desguace estremece, pero es la realidad; los finales sin cuntinuidad asi son...
ResponderEliminarPobrecillo.
ResponderEliminarDescanse en paz.
Las carreteras piden una oración por su alma.
Besos.
Pobre Pepe. A mi primer coche lo tuve varios años sin darle de baja porque me daba pena. Tanto me había hecho disfrutar aquel utilitario rojo y tan coqueto.
ResponderEliminarAún le añoro.
El desguace siempre es traumático, en el caso de los ancianos más. Es este caso es un coche, para muchos hombres más querido que la propia familia. En fin, un relato triste de renovaciones.
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