Vuelven a dejarlos debajo de sus camas relucientes e impecables.
Cuando a otra mañana se levantan y se los quieren colocar, la sorpresa
es la que se repite últimamente. Dentro del izquierdo encuentran la misma bolsa
de caramelos de los últimos años. En el derecho un muñeco que otras veces
vieron en las tiendas de los chinos, pequeño y envuelto en celofán.
Los tres se miran, callan y se restriegan con el revés de la mano las
lágrimas que se han escapado.
ABDUCCIÓN
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas con cuidado y procurando que no se despierten.
Se meten en ambos lechos y esperan a ver si hay algún movimiento. Se acurrucan
y como todas las noches, rezan para que no se despierten. No desean que
sigilosamente vuelvan a salir y acaben engullendo al pequeño que les queda.
Tienen mucho miedo, pero quedó claro que no les quedaba otro remedio cuando
aparecieron en el jardín de casa, violentos y arrasando todo lo que tocaban.
Son los únicos que quedan en el pueblo y no saben por cuanto tiempo.
Nani. Noviembre 2015
Que grande eres Nani.
ResponderEliminarAy que pena me ha dado el primero....
ResponderEliminarBesos.