lunes, 19 de noviembre de 2018

TRADICIÓN Y SABOR


Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar, por tradición y porque desprendían un aroma irresistible, a veces dulce y otras como a licores varios. Frutas del bosque, membrillo, mandarina y hasta la fruta del paraíso madura. Después de saborearlos no pudimos evitar convertirnos en adictos. Tenían buqué, el color justo y un regusto muy agradable. A partir de esa experiencia, también empezaron a engullirnos con avidez. Nos bautizaron y nos exhiben en escaparates con el nombre de bizcocho borracho.

COMO ATILA

Nos comimos a unos cuantos vecinos para no defraudar, para que vieran que no nos amilana nada y porque éramos bestias, que solo deseábamos que nuestro ego sobresaliera. Después fueron los de otras ciudades y al final, destrozamos como lo hiciera Atila y su caballo. Hoy quisiéramos volver atrás, pero ya es demasiado tarde para que la humanidad vuelva a lo que en un principio se pretendió.

Nani. Noviembre 2018

6 comentarios:

  1. Buenos los dos, me gusto mas el primero.... Por aquí en mi colonia nos comemos unos a los otros luego nos reímos sin pedirnos perdón...saludos. Siempre es un gusto pasar a leerte.

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    1. El gusto es mío de recibirte. Es curioso que os comáis, supongo que será a besos, no?
      Besicos muchos.

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  2. Que textos ótimos, é sempre um prazer vir aqui, há sempre tanta coisa interessante saída aí dessa tua mente inquieta. Abrazos.

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