viernes, 31 de mayo de 2019

CALLE FATIGUITAS, Nº 20





─ Sí, aquí es el número 20 de la calle del Dolor de Barriga, ónde decía mi padre que se pasó mucha hambre en la guerra. Luego le pusieron calle de Las Fatiguitas, por eso de que no se olvide tó’lo que se pasó. Ya me dijo el Paulino que las puertas eran mu’lujosas y con mucho brillico los cristales. ¡Vamos a ver, aquí’tá el timbre pa’llamar a la Eduvigis!
─ Buenos días señora. ¡Soy el Horacio que le trae los tomates recién cogios de la güerta, el queso de cabra y las ciruelas claudias que ya se han puesto mauricas. Si me abre, le subo las bolsas!
─ ¡Qué sí doña Eduvigis, qué soy el Horacio! El Paulino hoy no ha podio venir, tá’ordeñando las cabras y la Blanquita que la’salio una mastitis y tie’que cuidarla. Tuvo que ir D. Ramón a verla, se puso mu’malica y según mus dijo tenía una mieja fiebre. Le’ta dando los tibioticos y tenemus que vigilarla. ¿Qué no m’escucha bien? ¡Carajo, abra la puerta y se lo cuento tó, cara a cara!, ¡con la sordera encima se va’enterar!!
─ No, no murmuro, ¡solo que digo que me abra ya, carajo, que’sol me’tá dando en to’el cogote y me voy achicharrar!
─ ¿Pero cómo voy’traer también los cebolletas? Me faltan manos y los ajos porque los tenemus en la ristra y me l’acolgao al pescuezo. Qué bueno, que si no abre lo dejo to en la botica y aluego baja osted o la hija del Pascual cuando venga a las faenas.
─ Qué bueno, qué me voy y lo dejo tó en la botica, de paso tengo que llegar pa llevarme otra caja de tibiotico, el cuajo y las medecinas de la Blanquita, porque como no se ponga güena y lo pillen las demás, el queso se va p’al carajo, la leche se pondrá mala y mus tendremos que’char las muelas pal’bolsillo.
─ Adiós doña Eduvigis, qué ya veo que no se fía. Mus vemus otro día y que tenga güena jorná.
El hombre esta vez sí se va  murmurando.
─ ¡Pos sí que está l’ama. Sorda, esconfiá y vaga. Pos’ella verá, yo me voy y que haga lo que le dé la gana, que tengo en'toavía cuando llegue, limpiar los establos, dar de comer a los bichos y hacer las gachas pal’mediodía. ¡Qué Dios mus guarde y a ca’cual con sus cosas!!

Nani. Mayo 2019

10 comentarios:

  1. Pues eso, cada cual con sus cosas ;)

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  2. Me has traído a la mente, el dialecto de mi tierra.💙👌😘

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    1. Carmen, tengo entendido que vivimos en regiones cercanas.
      Besicos muchos.

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  3. Que bonito relato. Te dejo saludos amiga.

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  4. Interesante tu relato, parece detenerse en el tiempo por sus personas, sus actitudes y creencias...
    me acordé de los antiguos lecheros que pasaban en carretón vendiendo leche y frutas por mi calle...
    como de otros que vendían pescados en carretillas y a mi me daba algo de espanto ver esos ojos saltones y largas colas saliendo de las carretillas...

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    1. Meulen, siempre recordamos lo que vimos de niños. Ya quedan menos personas de estas a no ser que estén en la sierra. Pero son tan auténticos!!
      Besicos muchos.

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  5. :)

    Me encanta como está escrito.
    Hay que guarda la riqueza de las formas de hablar.
    Bravo!!!

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    1. Gracias Xavi, tu opinión me interesa y me alegra que te guste. Y sí, debemos conservar lo auténtico.
      Besicos muchos.

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