Soñaba
con el DRAGÓN que su padre le regaló. La ESPADA del Capitán Trueno que tanto
admiraba y el CASCO que heredó de su hermano mayor. Entraba al CASTILLO
galopando con su mejor CABALLO blanco y cuando despertaba, se lo contaba a
mamá. Ella abrazaba día tras día a su pequeño gran chico que crecía cada vez
más, mientras se tragaba diariamente las lágrimas pensando en quién le abrazaría
al desertar de emoción y ella, ya no estuviera.
Nani.
Julio 2019
Muy bello, Nani
ResponderEliminarMuchas gracias Manoli. Me alegra que te guste.
EliminarBesicos muchos.
Cuando ya no pueda cuidarlo... qué pena, jo...
ResponderEliminarBueno Xavi, suele pasar y las madres sentimos ese pesar sobre todo, cuando tienen un hijo de esos tan tiernos y bonitos que siempre serán niños.
EliminarBesicos muchos.
Ah que triste final para tan bonito relato. Me quedo pensativa. Saludos amiga.
ResponderEliminarSandra, la vida a veces no tienen finales bonitos.
EliminarBesicos muchos.
Un niño fantasioso que no siempre tendrá quién le cuide, una lástima.
ResponderEliminarBueno, esos niños que crecen solo físicamente, Alfred.
EliminarBesicos muchos.
Qué bonita la fantasía infantil : )
ResponderEliminarUn saludo.
Los niños son increíbles Myriam.
EliminarBesicos muchos.