Se
imponían normalmente a sí mismas los días adecuados, por eso quisieron ir a
aquella basílica a pedir perdón por sus pecadillos. Ellas necesitaban de tanto
en tanto, ese momento para expiar sus faltas. Entraron con mucho recogimiento. Ataviadas
con mantilla, libro de oraciones y plegarias. Rosario de nácar, vestido largo,
zapato de tacón bajo y el alma esperanzada. Habían sido muchas las infidelidades, las
críticas a las que consideraban sus enemigas/os (más bien se trataba de envidia a
lo que las otras/os eran y poseían en sus cabezas mejor amobladas), zancadillas
en el trabajo y así, un sinfín de menudencias (en el fondo sabían que eran
atrocidades), que ahora les hacía sentirse bastante mal. Por eso decidieron
hacer una escapada a aquel lugar de peregrinación. Aprovecharon las fechas en que
sus esposos iban a Miami a la despedida de soltero de Carlos (era la tercera ya).
A los pequeños los dejaron con las nanis y las abuelas. Algunos ya no eran tan
pequeños y estaban en residencias para estudiantes, por lo tanto la coyuntura
era perfecta. Entraron con recogimiento, se aplicaron agua bendita, encendieron
bastantes velas (una por cada falta que creían tenían que purgar); llegaron
hasta la cámara de rezos, se arrodillaron con mucho fervor y allí rezaron (incluso
alguna lloró con abatimiento) y cuando creyeron oportuno, empezaron a
levantarse e ir saliendo llenas de paz. Volvieron al autobús que las trasladaba
de nuevo al hotel donde habían contratado la residencia en esos días y mientras
doblaban mantillas, guardaban libros y rosarios, comenzaron a organizar la
próxima visita turística a los almacenes de moda y la comida en el restaurante
más pijo. Sin apenas percibirlo, volvían a ser las chicas de siempre y por lo
tanto, después de esta excursión, seguían siendo las señoras de las banalidades,
vida sosa o vacía; pero siempre, siempre llena de oropel.
Nani.
Octubre 2019
Me gusta muchísimo tu capacidad descriptiva, Nani. Creo que es una de las grandes bazas de tus relatos. Con esas descripciones haces que el lector sea uno más dentro de la escena.
ResponderEliminarUn besazo.
P.D.: creo que te has equivocado poniendo "pulgar" en vez de "purgar".
Muchas gracias Rebeca. Algunos días anda una con un despiste... Corregido ya. Y muchas gracias por ese forma en que ves mis relatos. Te lo agradezco de veras.
EliminarBesicos muchos.
:)
ResponderEliminarLes sienta muy bien la ausencia de sus esposos.
Sí, así parece!!
EliminarBesicos muchos.
Como diría el sermón cristiano y de verdad: Que le que esté libre de pecado lance la primera piedra...
ResponderEliminarLa vida es cruenta!
Meulen, muy cruenta.
EliminarBesicos muchos.
Muy buen relato amiga. Esas señoras saben bien como utilizar la ausencia de sus esposos. Saludos.
ResponderEliminargracias Sandra. Estas señoras saben lo que hacen,pero parece que ellos también.
EliminarBesicos muchos.