Filiberto
era el payaso que venía con el circo todos los años, para la feria del pueblo.
Comía en la casa de comidas que tenían mis familiares a los que ayudaba en días
de mucho trabajo. Se sentaba siempre en la misma mesa, maquillado, con la
peluca de color rojo y el bombín destartalado y mugriento, como si fuera a
salir a escena en ese preciso momento. A mí que por entonces era una niña, me
sonreía, me sonreía creo que mucho y me mostraba una dentadura destartalada y
sucia. Un día me pidió que me acercara y a pesar que no me inspiraba mucha
confianza, me aproximé. El olor que desprendía me echó para atrás y por
inercia, mis dedos hicieron pinza en mis orificios nasales. Se enfadó mucho al
verme realizar dicho gesto y me dijo con cierto aire de prepotencia, que su olor era el mismo de sus amigos los
leones con los que dormía todas las noches. Que era el aroma de la fuerza y de
la supervivencia. Salí corriendo y pedí a mis tíos que cuando él viniera,
sirviera la mesa otra persona, que no me gustaba ni su olor, ni su mirada. La
tía Ana me sonrió y me dijo que no me preocupara, que sería ella quién le
atendería. Cuando pasaron los años y volví a ayudarles siendo una jovencita,
después de algún tiempo, de nuevo le vi y me gustó mucho menos su apariencia.
Seguía sucio y con ese hedor a fiera
depredadora. Me produjo tal sensación que salí de allí asustada y desde
entonces no he podido acercarme a un payaso. No sabría decir que era lo que me
inspiraba, pero todo él, me daba pánico y poca confianza. Más tarde cuando
después de pedir a los tíos que me sustituyeran en las mesas y salí para ir a
casa, al volver la esquina salió y se interpuso en mi camino. Conseguí
empujarlo y salí corriendo, ya era viejo y su fuerza no era la de antes, pero
gritaba diciendo que no huyera que haría conmigo lo mismo que hizo con las
otras. Los gritos eran de tal envergadura, que al mismo tiempo yo gritaba
horrorizada. Cuando desperté, mamá me apretaba contra ella y me decía que todo
había pasado. Que aquél hombre seguía apresado, que hacía mucho tiempo la
policía lo había cogido. Que seguía en la cárcel, que aquel acoso de un día, ya
había pasado y que sus faltas y crímenes, lo estaba pagando por siempre entre
rejas. La pesadilla se repetía una y otra vez, por eso no soportaba el circo,
los payasos ni nada que me recordara a aquel infernal hombre.
Nani.
Mayo 2020
El daño que hacen perdura en el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo Nani.
Hay seres que hacen daño, y los asociamos a los personajes que adoptan para disfrasarse.
EliminarBesicos muchos.
Que terrible
ResponderEliminarNo me gustan los payasos y los circos me deprimen
lo que escribiste es muy bueno good night hoy
Recomenzar, a muchs personas le pasan lo que a tí. A mí no me gustan las fotos como la que me ha servido de inspiración.
EliminarBesicow muchos.
Qué curioso.
ResponderEliminarHace años, en una actuación del Cirque du Soleil, me hicieron salir al espectáculo unos payasos... y bueno, me hicieron las mi perrerías y el público riendo, etc... pero recuerdo de aquél día que los payasos olían muy mal, como a sudor rancio, olían fatal...
Besos.
xavi, es lógico. Sudan, se mueven de un lugar a otro y poco pdrán dedicar al lavado de la ropa, supongo. Y luego guardarán la ropa ensitios estgrechos., así que el sudor se recuece.
EliminarBesicos muchoa.
Que mal, se supone que esos personajes son para dar un momento de alegría a quienes les gusta ver esos espectáculos...claro que nunca uno puede olvidar como en todo orden de cosa, debajo de un personaje por muy dulce que parezca ser, hay una persona que puede ser fatal y usar esa máscara para causar atrocidades...
ResponderEliminarEl amor y cuidado de los nuestros siempre debe llenar esos espacios atormentados y comprender que no es el personaje el dañino,sino quien lo representa y ese es el verdadero horror.
Un abrazo.
Meulen, quizá la literatura y el cine nos haya influenciado, como entantos personajes que se esconden tras un disfraz. Lo que no quiere decir que haya payasos que son de lo más simpático. Pero también los prefiero conlolo colorestes y verles la cara tal cual.
EliminarGracias por pasar.
Besicos muchos.
Buen texto amiga, pero a mi no me gustan los payasos, no me hacen reír. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra. Es lo que he dicho antes, quizá nos ha influenciado la literatura o las películas, pero igual de perverso puede ser cualquiera que adquera un disfraz de panadero por ejemplo.
EliminarBesicos muchos.