─Mami, me ha dicho la abuela que este año no podemos pasar las Navidades en la candela,
allí en el pueblo con ella. Ha llamado al fijo y hemos hablado mientras tú has
ido a llevar el trozo de bizcocho a Loli, la vecina.
─Me
ha dicho que tendremos que seguir haciendo videollamadas y si papá y tú
queréis, podríamos quedar para cenar la Nochebuena o el día de Navidad al mismo
tiempo, a través de videollamadas. Este
año se ha habituado y no se aturulla tanto como al principio de la Covid19.
─
¡Me he puesto triste mami y he llorado un poco! Aunque dice que no debo llorar.
Es más importante podernos contar cosas y tener la suerte de repetirnos lo
mucho que nos queremos, por teléfono o por redes: ¡Cuando estudies historia lo
comprenderás, ─dice. Comprobarás que ha
habido muchas epidemias. Verás que lo dice la Biblia o Hipócrates antes de
Cristo. Hubo varias gripes muy malas, cólera, viruela o peste! ¡Jajajaja, me ha hecho gracia, mami! Le he
dicho que tiene el mismo nombre que hay, el día que cueces coliflor. Y me ha
contado también, que se pusieron muy malitos y murieron muchas personas, porque
no sabían que necesitaban protegerse como hacemos nosotros, guardar distancias
y no juntarse tantos en casa, pero que entonces había mucha pobreza y todos
vivían muy apretados, porque no podían tener casas para todas las familias. Y
que estar separados de los mayores o los que están malitos, es bueno para evitar
que haya contagios. También dice que debamos aguantar otro poquito, hasta que
el bicho feo y asqueroso, se vaya del todo.
─Me
ha contado otra vez la historia del abuelo cuando estuvo en Alemania. Tampoco
venia en Navidad y ellos ni podían hablar por teléfono, las confe…, ¡no sé, ha
dicho una palabra rara!, pero creo que se refería a las llamadas que costaban
mucho dinero y no podían nada más que escribir cartas y a veces tardaban muchos
días, pero no les pasó nada, porque sabían que debían esperar.
─Le
he dicho que quiero ir a por ella para traerla a casa pero me ha pedido que nos
quedemos aquí, que esta Navidad es importantísimo pasarla de esta manera. Ya en la videollamadas nos enseñará como ha
puesto en el Belén la figurita del Niño, con una mantita de crochet que le ha
tejido, porque no ha podido salir a comprar una nueva y de esa manera, no se
nota que la pegó el año pasado cuando el hermano la cogió para jugar y se le
cayó. ¿Te acuerdas que se le rompió una piernecita? Como no ha podido salir a
comprar nieve artificial, ha puesto bicarbonato del que tiene para limpiar la
medalla de plata del Perpetuo Socorro. Esa que le regaló el abuelo cuando se
prometieron. ¡Es bonita y siempre me dice que cuando se haya ido a acompañar al
abuelo, me la debo quedar para que me proteja! Siempre le contesto que ya no se
llevan esas cosas, pero me dice que no son modas sino fe y como no entiendo
bien que es eso, me responde de nuevo: ¡Con el tiempo lo comprenderás, te hará
compañía y podrá ser parte de tu fe!
─Pero
mamá, ¿por qué lloras? La abuela dice que no tenemos que llorar. Debemos estar
felices porque todos estamos en casa juntos y ella está bien. El tío Paco le
lleva la compra y hace sus cosas. Todos los días tiene pan tierno, no le falta
el aceite como le pasó de pequeña y se hace lentejas y garbanzos. ¡Qué ricos
están sus garbanzos, a ti no te salen igual!, ¿verdad? ¡Hasta papi lo dice!
─Ah,
me ha encargado te diga que no te preocupes. Las tardes que hace solecito, se
va a caminar a la parte de atrás con su vecina Virtudes y con María la del tío
Paco. Como esa parte es muy llanita, toman el sol y recuerdan historias de las
que vivieron más jóvenes y cada una habla de sus nietos. Luego por las noches
llega el tío Juan, charlan un poquito guardando la distancia en el portal, le
recoge la basura para que ella no tenga que salir al contenedor y que todo está
muy bien. Como dice, este año la Navidad la tenemos que vivir para adentro y
más sentida. ¡Ufff, de verdad que a veces no la entiendo, pero me gusta
escuchar sus historias y sobre todo, que me repita cuanto me quiere y que no
llore. ¡Echo de menos que me abrace en el sofá y quedarme recostada en su
pecho. Se está tan a gustito, sintiéndola tan cerquita!
La
madre con un gesto la interrumpe:
─Marta, ¿no te ha dado ningún encargo especial para ti?
La niña baja la cabeza,
mientras se pone roja. Levanta la cabeza mirando a la y madre y contesta:
─Sí
mami, me ha dicho que no le haga rabiar al hermano y no me coma sus chocolatinas.
Sabe que todos los años cuando vienen los Reyes Magos, engaño al hermano y le
quito algunas de las que le tocan a él, ¡pero es que me gustan mucho, aunque le
he prometido no hacerle rabiar ni sisarle
sus golosinas!
─Ah,
también le he prometido ayudaros y ver la tele un poquito menos que las pasadas
Navidades.
#unaNavidaddiferente
Nani.
Diciembre 2020
¡Entrañable!
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Alfred.
EliminarBesicos muchos.
Espero que la próxima navidad todos estén juntos.
ResponderEliminarBesos.
Espero Xavi, que todas las familias lo consigan y lo consigamos.
EliminarBesicos muchos.
¡Que tierno y amoroso Nani! La verdad es que me ha hecho llorar de la emoción mientras leía.
ResponderEliminarBesos.
Conchi, no era mi intención haceros llorar, pero es que estamos todos tan sensibles!!
EliminarBesicos muchos.
Muy lindo texto amiga. Saludos a la distancia.
ResponderEliminarSandra bonita, muchas gracias. Me alegra que te guste.
EliminarBesicos muchos.
Lo que se dice...estar en casa 😊
ResponderEliminarbesos
Pues sí Inma. Mejor así esta Navidad.
EliminarBesicos muchos.
Un cuento muy tierno y bien escrito, enhorabuena.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso de Zenda, yo también participo con mi cuento:
https://www.humoryalgomas.com/2020/12/zenda-cuento-de-navidad-2020.html