Mi
padre era coleccionista y digo era, porque desde que le ocurrió lo que te voy a
contar, cambió su afición por otra que le diera menos dolor de cabeza o eso
creyó.
Desde
niño cuando comenzó en el colegio a conocer las primeras letras, quedó
fascinado por ellas. Después de las vocales como todos los niños, conoció las
consonantes. Fue muy avanzado, pero lo que más les gustaba era jugar con las
letras sueltas.
Mis
abuelos al ver la vocación que tenía le compraron un juego que trataba de
enlazar letras para confeccionar palabras. Con el primer juego que le regalaron
no tuvo suficiente y le compraron más. De esta manera a los 10 años, había
reunido más de 20 colecciones.
El
abuelo al ver que ya eran muchas y a veces le costaba mantenerlas ordenadas, le
consiguió unas cajitas donde guardaba en cada una de ellas, una letra diferente
en las que pusieron una pegatina con la letra que correspondía, llegando a
tener más de 28 cajitas.
Más
tarde, montaba tantas palabras que hubiera podido pasar por hijo de María
Moliner o de Antonio de Nebrija, en lugar de ser hijo de mis abuelos.
Pero
lo que nunca pudieron imaginar, es que cuando creció se obsesionó con
sembrarlas, como si se tratara de maíz o cebada.
En
el pequeño jardín que tenían dentro de casa, arrancó los rosales de la abuela y
comenzó obsesivamente a sembrar primero la “A”, después la “B” y así,
sucesivamente y por orden alfabético.
Al
cabo de unas semanas, comenzaron a crecer unas hierbecitas que no eran
conocidas para los abuelos.
Más
tarde, pasaron a ser ramitas con sus hojas un poco extrañas o no conocidas y
seguidamente, unos capullitos parecidos a los de la peonia.
Cuando
mi padre las descubrió, llamó a gritos a mis abuelos diciendo que tenía razón y
que había conseguido lo que tanto deseaba.
Estando
todos de acuerdo y creyendo que estaban los capullos maduros, cogieron uno de
ellos y al separarlo de las ramas, se desintegró en manos de mi abuelo (por
precaución no dejaron que mi padre lo tocara hasta estar seguros) y de su
interior, comenzaron a salir aes minúsculas y ya no hubo duda, mi padre había
conseguido recolectar letras, con las que hizo palabras que fue coleccionando
en cajas enormes y cuando ya supo lo que significaban, comenzó a rellenar
páginas con todas sus colecciones. Escribió las historias más fantásticas que
en la tierra se conocieron, siendo cada vez más conocido y valorado por los
jóvenes que por entonces nos aficionábamos a leer.
Hoy
se apena porque dice que los chicos no leen en papel y se ha refugiado de nuevo
en su colección de palabras. Las está recogiendo en álbumes, pero sin darse
cuenta, termina rellenando páginas que estoy seguro, volverán a embaucar a los
chicos.
Le
digo que todo depende de modas, la vida es un contante ir y volver. Todo es
cíclico y volveremos a comenzar de nuevo. Así que espero, no se desanime del
todo y siga coleccionando letras y palabras, pero, sobre todo, rellenando
páginas en blanco, porque lo necesita para vivir y los chicos de nuevas
generaciones lo requerirán para que sus imaginaciones crezcan, sus vidas se
abran a otras posibilidades y, sobre todo, sueñen que es lo mejor que le puede
pasar a un adolescente sano de espíritu.
Relato publicado en la revista PANSÉLINOS, nº 40, correspondiente al mes de mayo 2025
Podéis descargar la revista gratis pinchando aquí: o en el enlace:
https://drive.google.com/file/d/1ggSUfZad95macUl4JYh4w6aQ2wIqa2Nr/view
Nani, mayo 2025
Te felicito Nani, me has dejado boquiabierta , está genial.
ResponderEliminarUn relato muy imaginativo, lleno de magia.
Y bueno, sería estupendo sembrar letras y recolectar palabras. Un besazo , feliz noche.
La sensibilidad al poder, Nani, me conmueve tu poética mirada una vez más...
ResponderEliminarLa sensibilidad al poder, Nani, me conmueve tu poética mirada una vez más...
ResponderEliminarMe encantó!!!
ResponderEliminarGracias.
Besos.
Bravo.
ResponderEliminarPuro realismo mágico.
Podría ser un capítulo de "Cien años de soledad" o novelas similares.
Muy bueno.
Besos.
Sería estupendo que los jóvenes coleccionaran nuevas palabras y crearan cuentos e historias en lugar de perder el tiempo en las redes sociales, Nani...Tu historia tiene un halo de los cuentos borgianos, que engancha.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado.
Felicidades por esta historia, es sublime.
ResponderEliminarFeliz verano nani.
Tu historia no puede ser mejor y ojalá las próximas generaciones tuviesen la gran idea de coleccionar letras y formar palabras escribiéndolas en un folio en blanco.
ResponderEliminarPero, por desgracia, las nuevas tecnologías no van por ese camino, para que los futuros niños se expresen, yo creo que les va a sobrar la mitad de las letras del alfabeto, las frases se quedarán reducidas a la mínima expresión e ignorán lo que es una carta.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles
Qué bueno, Nani querida.
ResponderEliminarColeccionar palabras, atesorarlas... sí.
Besos.