Imagen obtenida de la red
El armario donde acababa de encerrar a su muñeca a veces y por la noche, se iluminaba y crujía. Ella se tapaba hasta los ojos, sin querer ver ni escuchar, pero el miedo y el frío siempre era el mismo. Después lloraba hasta que mamá la escuchaba y venía a dormir con ella. Entonces el susurro de su voz y sus caricias la calmaba, hasta que llegaba él y de un tirón se la llevaba quedando de nuevo a merced del monstruo.
Nani.
Febrero 2017
La presencia del monstruo aterra y nos hace sospechar, Nani
ResponderEliminarQué bien sabes poner el punto fuerte en tus relatos.
Brutal!!!
ResponderEliminarQué angustia!!!
Besos.