Hoy
papá me ha dicho que en lugar de ir al rincón de pensar, me salga al balcón a
ver pasar a los amigos, los vecinos y a los señores que se encaminan al
trabajo. Estoy aquí porque me he comido medio bol de natillas de las que mamá
tenía preparadas para la cena. Ellos saben que es superior a mí. Si las dejan enfriar
sobre la encimera, ya saben que no puedo resistirme, me las zampo calientes y
todo. No es la primera vez que lo hago.
Ya me estoy relamiendo con los pestiños que hará la abuela para los días de
Semana Santa, los rosquillos fritos que nos traerá tía Dolores y el arroz con
leche que mamá preparará de postre para el Viernes Santo. Nos juntamos muchos
en casa, apretados pero todos juntos. Comemos normalmente de primero garbanzos
con bacalao (antes no me gustaban, pero ahora me chiflan). Luego habrá tortilla
de collejas de las que el abuelo va a recoger con los primeros rayos de sol a
la Cruz del Puerto, donde las recachas las ofrecen a los conocedores de plantas
silvestres. También el menú incluirá bacalao o merluza en encebollado, voladillos
que hace la abuela también y a veces, varios tipos de ensaladas. La verdad es
que suele sobrar comida y estamos varios días repitiendo, pero dice la abuela
que eso ha sido siempre así. No se puede estar cocinando, ir a los oficios y
quede tiempo de ir a las procesiones. ¡Está mamá más guapa cuando se pone la
mantilla y acompaña a papá que es costalero en la Borriquita! A mí me gusta
mucho y también el Nazareno. Cuando sea grande seré costalero como papá y
llevaré a la Virgen por las calles del pueblo, como lo hizo el abuelo, mis tíos
y ahora mi padre. Desde pequeño me deja ir con un botijo para acercarles agua.
Dice papá que ahí debajo se pasa sed y calor, pero que se acuerdan de Jesús y
de los que en algunos lugares tienen falta de agua y que lo hacen con gusto por
ellos. Papá dice que eso es empatía y que en este mundo la necesitamos. ¡No sé,
del todo no lo entiendo! Hay otra procesión que me gusta mucho y la veo desde
aquí sentado, como ahora estoy. Es la del Resucitado. Yo soy el encargado de
tirar pétalos cuando pasa y me siento muy importante. Dice mamá y el abuelo,
que eso siempre lo hicieron ellos cuando fueron pequeños y que siempre ha sido
una satisfacción, pero que no me vaya a creer que todo se debe quedar ahí, sino
que hay que bajar del balcón todo el año para estar con los vecinos, con los
amigos y con todo al que se le pueda dar la mano. ¡Tampoco acabo de pillar
estas cosas, igual cuando sea grande lo consigo! El tío Ramón dice que no debo
tener prisa para nada, que a todo se llega si se pone el corazón y yo sé que
llegaré, ¡porque cuando corro mucho el corazón se me sale! y eso es porque
tengo. Bueno, ¡creo que ya he pensado un rato, así que voy a ver si me muevo y
me ve papá para que me diga que entre! Reconozco que a veces me porto regular y
los enfado, pero es que no me doy cuenta y todo me sale solo, será verdad que
me viene de serie o, ¡eso dice mamá y si ella lo dice!. Ahora me lo como a besos
y a mamá también y seguro que ya me dejan ver la tele un rato y jugar a la oca
con ellos.
Nani.
Marzo 2020
#yomequedoencasa
Infancia feliz.
ResponderEliminarBesos.
Sí Alfred. Normalmente es feliz.
EliminarBesicos muchos.
Ay... qué nostalgia!!!
ResponderEliminarEs un relato tan emotivo... aynssssssssss
Besos.
Gracias Xavi, me alegra saber que al menos te ha dejado buen sabor de boca.
EliminarBesicos muchos.
Que delicioso relato de principio a fin lo paladee y me encanto. Saludos amiga.
ResponderEliminarMuchas gracias Sandra, me alero que te haya gustado.
EliminarBesicos muchos.