En
una esquina de la sala de espera de la estación de autobuses, se ha encontrado
una caja un poco sospechosa. Se ha llamado a la policía. Nadie se atreve a
moverla. La señora encargada de la limpieza en la zona que ha sido quién se
percató del objeto, está siendo atendida por un sicólogo ya que está sufriendo
un ataque de pánico. Los especialistas de la policía que inmediatamente se han
presentado en la zona del conflicto, están
intentando abrir la caja sospechosa. En un principio han encontrado un folleto
de instrucciones donde se puede observar un objeto que no tiene ni pies ni
cabeza. No parece animal, ni persona. Contiene unos artilugios extraños no
conocidos hasta el momento. Al levantar uno de los objetos, se ha desprendido
algo que recorre con infinita velocidad el suelo del recinto. Los
desactivadores que llevan los especialistas se han bloqueado, los ordenadores
han dejado de funcionar empezando a salir de una bolsa una lluvia de clavos
punzantes que han quedado desperdigados por toda la sala, dando la impresión
que se disparaban. La corriente eléctrica ha dejado de funcionar, comenzado un chisporroteo
por la parte contraria al lugar donde se está observando el objeto extraño. Desde fuera, observan atónitas las personas
que debían tomar los vehículos para desplazarse. Poco a poco se va quedando la
zona solitaria subiendo la cuota de terror en toda la ciudad. La noticia ha
corrido de boca en boca como un tuit. El pánico aumenta y las autoridades
empiezan a ponerse nerviosas. Nunca había ocurrido algo semejante. Se está pidiendo
colaboración por videoconferencia a la brigada espacial de la NASA, e incluso
hasta el hombre araña se ha personado por si acaso puede inspeccionar sin tener
que posarse en el suelo, que es donde parece surgen los objetos extraños y que
no saben identificar como entes conocidos hasta ahora.
Cuando
llegan las brigadas espaciales, los robot de desactivación de explosivos del ejército,
los técnicos especialistas, el cuerpo nacional de la policía y hasta los
operadores del ejército de tierra, mar y aire y entran en la zona de
conflicto, equipados con los trajes antibombas y todos los aparatos que
necesitan, lo primero que descubren es un folleto de 10 páginas en donde se
pueden leer las instrucciones de montaje de un mueble que la empresa de autobuses había solicitado a la general, para
guardar las valijas importantes que los viajeros deseaban mantener a buen recaudo
y que les servía una empresa sueca. Según comunican, la corriente eléctrica se
ha desactivado debido a un cortocircuito que han producido las tuercas que
parece ser van imantadas para que se mantengan más unidas a los tornillos que
las ensamblan y eran las que salieron disparadas atraídas por los mecanismos eléctricos. Al parecer todo ha sido producido por un pánico colectivo y el poco conocimiento de los ensamblajes y nuevas técnicas en bricolaje y mobiliario.
A
partir de ese día, la estación de la ciudad ha pasado a llamarse “Ikeaburrido.es”.
Nani.
Enero 2019