Últimamente cuando limpia o mira el retrato, observa algo
que la inquieta y que al mismo tiempo la sobrecoge. Le dan ganas de quitarlo, aparcarlo
y olvidarlo, pero es lo único que de ella tiene y que hasta ahora le recordaba
el verdadero amor. Esta vez y al mirarlo de nuevo con cierto desasosiego, presiente
que algo le quiere decir y le grita mientras lo golpea con el puño: “Di que me
quieres decir coño, dímelo ya o me volveré loca”.
No sabría decir cuánto tiempo estuvo gritando y aporreando
el cuadro. Lo que la hizo reaccionar fue una sombra que aparecía más nítida que otras veces, tras
la querida imagen y que entraba por una puerta que parecía ser la del desván.
No se atreve a subir sola y se dirige al cuartelillo, allí
la conocen y les cuenta que le está pasando. Es muy extraño todo pero deciden
acompañarla. Con recelo suben. Detrás de
la puerta está el viejo baúl que fue de su padre, fuerzan el candado y encima
de todo encuentran un sobre cerrado y dirigido a la policía. En el interior,
una nota donde se confiesa autor de
terrible crimen.
Nani. Feb rero 2012