El mensaje era claro,
conciso, breve y letal: no insistas, decía-, me pides que te comprenda y por la misma regla de
tres, te ruego reciprocidad.
Comprobó
que estaba escrita correctamente la
dirección del email, colocó en el apartado asunto, un simple: “Ultimátum”;
pulso enviar y se dispuso a continuar con las cartas que debía escribir a los
clientes, hacer los pedidos que el encargado de almacén le había dejado sobre
su mesa en un papel de cuadrícula con tachones y procuró terminar para ir a
desayunar cuando todavía entraban unos rayitos de sol, sobre la mesita de todo
los días.
FRÍO EN LA MADRUGADA
El mensaje era claro,
conciso, breve y letal: no insistas, decía.
Y
no insistió, no suplicó, no lloró. Tan sólo se levantó de madrugada, recogió la
ropa que cabía en la vieja maleta y salió a respirar la fría niebla que caía
sobre la ciudad.
MANERAS DE CAMINAR
El mensaje era claro,
conciso, breve y letal: no insistas, decía. Y a continuación añadió: Cuando consiga ver el verdadero
significado podré decidir; pero si sigues así de pragmático, creo que
continuaré llenando mis manos de amor para entregarlo a diestro y siniestro. Mi
libertad comienza y termina en ser tal cual y si no es aceptada por la persona
con la que había decidido compartirlo todo; sigue tu camino que yo haré otro
tanto.
Nani. Diciembre 2014