Le faltarán, al menos,
un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio, comunica el siempre meticuloso
instructor al metódico padre.
¡Y
mucho es lo conseguido, maldita la gracia que me hacen esos balanceos allá
arriba, si tengo vértigo y me da grima ir con estos calzones ajustados marcando
formas! Papá puede ser el mejor que ha paseado circos y teatros, pero he salido a mamá y solo quiero escribir
poemas y declararle mi amor al chico que limpia los cristales de la oficina. No
subiré más, allá los poemas se emborronan.
HOY URGE MÁS
Le faltarán, al menos,
un par de centímetros para alcanzar la barra del trapecio y caerá una vez más a la red
protectora. Tendrá que poner más empeño si quiere conseguir la barra; aunque
está convencida que lo suyo no es volar, sino agarrarse con fuerza al suelo y empaparse
del día a día, de los problemas que tienen sus compañeros e intentar construir
un mundo más coherente y responsable. El trapecio y el patinaje son hobbies y si no se hacen hoy, igual se
retoman mañana.
Nani. Febrero 2015