viernes, 3 de agosto de 2007

¡CREES EN LOS DIRIGENTES?

Con el grandísimo atrevimiento por mi parte:
¿Crees en los dirigentes?
¡No hijo, no!
no creo en ocasiones,
ni en mí,
ni en mi gato,
ni en el hijo de la portera,
que me roba a ratos,
y como te decía,
en lo dirigentes,
que solo hablan y hablan,
y cuando deben solucionar un conflicto,
sacan la lengua viperina,
y disparan hasta que muera de aburrimiento,
el mismísimo gato.
¡Qué no hijo, que no!
¡Qué me voy a comprar al mercado!

Como diría la mismísima Gloria Fuertes (creo), y digo yo en su homenaje.


Nani. Agosto 2008.

Safe Creative #1103028619519Nani. Agosto 2008.






martes, 31 de julio de 2007

NOCHEBUENA EN BAGDHAD



BAGDHAD, 25 de Diciembre de 2006.

Queridos padres y hermanos. Os pido me perdonéis por no haber hecho preciso el escribir a casa en estas fiestas, yo he recibido todas vuestras cartas y felicitaciones, a veces se retrasan porque los emisarios tienen que ingeniarse como llegar hasta aquí, pero como os decía, todo ha llegado, incluido el paquete con las conservas. De verdad que lo he intentado infinidad de veces. No ha sido por falta de tiempo, sería una injusta excusa, pero lo único que veía cuando cogía el folio, o intentaba poner un email, era al chico del anuncio ese que dice: "Vuelve a casa, vuelve...", y se me empañaban los ojos siéndome imposible seguir. Después creía estar, entre Alicia y Paco montando el Belén, ¿te acuerdas mamá, cuando rompimos la vaca y pusimos la de la granja "play móvil”? A papá colocando las luces intermitentes, la bandeja de polvorones, los bombones tuyos, cubiertos de virutas de chocolate y... ¡Cómo os estoy echando de menos, aquí tan lejos, con tantas desgracias en las casas, en la calle, tantas miserias, tantos destrozos, tantas tristezas y resignación, en los ojos de los niños, de las mujeres que para colmo, es lo único que se les ve. De los hombres de bien, que lo único que desean es que todo esto acabe, poder ir al trabajo por muy mísero que sea el puesto, y poder llevar a casa un pedazo de pan, unas galletas o un poco de leche para alimentar a sus familias! Lo que veis en los informativos, no es nada comparado con lo que aquí está ocurriendo, no os podéis imaginar la impotencia y la rabia que sentimos cuando pasamos por una casa derruida, sacando cuerpos inocentes (casi siempre, mujeres y pequeños), o cuando vamos a visitar a los niños del hospital infantil y ves tanto cuerpecito mutilado, privados para siempre de lo más vital para hacer una existencia normal. Es muy doloroso saber que no podrán jugar con sus manos, caminar cuando lo deseen o deleitarse con una puesta de sol, cositas tan simples y normales que para ellos, les estarán vedadas para siempre.
No os podéis imaginar como estoy recordando mi época de niño, la facultad, mis juegos y juguetes, los paseos con las chicas, los días de cine, mis primeras salidas nocturnas, a vosotros y tantas y tantas cosas; que me han hecho feliz día tras día. Cómo evoco estos días la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, con toda la familia, primos, abuelos, en fin; todo lo que huele a hogar, terruño y paz. ¡Cómo se aprecia aquí, la sencillez, lo cotidiano e incluso, los momentos de aburrimiento que tan poco nos gustan, cuando vivimos de forma normal y feliz!
Como os decía, no me sentía con ganas de escribir, pero he visto a un chico de ojos tristes que al mirarle, es lo que me ha hecho reflexionar y ponerme ahora a contar lo que me pasa.
Antes de nada os tengo que decir, que no os apenéis por mí, ya que cuando termine de contar todo, os daréis cuenta porqué lo digo.
Sabéis, que cuando el director del periódico me envió a cubrir las noticias y sustituir a Fernández en estas fiestas, no me sentó nada bien, pero claro: ¡No puedo exigir, estoy empezando y además tendré que demostrar, que no solo he terminado periodismo! Apreciareis que me sigo enrollando como siempre, deformación profesional, ¡y no te rías papá, que me parece estar viéndote!
Lo que os voy a contar es mi Nochebuena, la de anoche. Como os decía al comenzar la carta, desde que empezó diciembre, he andado mortificándome con las luces de la avenida, los escaparates, el turrón, pero sobretodo "el Belén", los dimes y diretes con mis hermanos, tus peleillas mamá y que además, las empezabas tú siempre, reconócelo. La mirada de papá por encima del periódico, mientras aparenta leer la carta al director, en fin, otra vez estoy divagando y de nuevo, se me está yendo el santo al cielo. Bueno a lo que iba. Anoche, me encontraba junto a unos soldados con los que he hecho bastante amistad. Nos reunimos en mi habitación, si a esto se le puede llamar habitación, tiene grietas por todos lados, pero no os preocupéis, no pasamos frío ya que el clima es cálido y aunque está todo muy mal, al menos tenemos un techo, los ordenadores están fuera de peligro y las fotos están a salvo de que sean estropeadas o robadas. Aquí pasamos más inadvertidos y nos encontramos más seguros, ya sabéis que desde hace tiempo, no es conveniente estar en hoteles, puesto que de esa forma se les facilitaría los posibles atentados, y hacer daño a las distintas naciones, valiéndose de los enviados a cubrir noticias, así como pasa en los consulados y en todos sitios, donde los terroristas sepan hay alguien, que les sirvan para chantajear y crear más pánico del que ya existe.
Todos trajeron algo: "Una lata de sardinas en escabeche, una lata de leche condensada, un chorizo de la matanza de Juan, un poco de bacalao envasado al vacío y un pan que Daniel, el teniente, ha conseguido con miles de estratagemas. ¡No tuvimos aceite para el pan, que pena, cómo lo echo de menos!
Nos disponíamos a cenar, cuando llamaron a la puerta. Nos quedamos de piedra. Era ese niño que tantas veces hemos visto por los alrededores y al que me he referido antes. Es un niño delgado, de pelo muy oscuro y ojos negros con ojeras muy pronunciadas, que aún le hacen más triste y demacrado. No hablaba, solo miraba. Después, desvió sus ojos hacía la mesa donde se encontraba nuestro improvisado banquete. Se notaba que tenía hambre y le hicimos pasar. ¡Cenaría con nosotros! Pero me cogió de una mano y tiraba de mí: "¿Qué quieres chico?, -le dijo Pérez. ¡No sabe nuestro idioma!, -contestó Daniel. ¡Tendremos que ver que desea, igual pasa algo en su casa, si el que la tiene!
Nos pusimos las cazadoras y le seguimos. Cómo a doscientos metros, entra en una casa en ruinas, y ¡me quejaba de mi habitación! En una mecedora rústica, está sentada una anciana con la cabeza y el rostro cubiertos. En una cunita también de madera, duerme un bebé. En los ojos también negros de la anciana y que por desgracia es lo único que se le ve, se palpa la impotencia, la desesperación. Nos alarga un documento donde Daniel lee y después comenta: "En el último atentado, murieron un hombre y su esposa, deben ser los padres de estos niños, ella probablemente es la abuela". En ese momento, si que nos dio frío, semejante al que hará ahí en España, pero además aumentado por la impotencia y la mala sangre que le da a uno, cuando ves estas barbaridades y despropósitos. Me quedé helado y rabioso, porque cada día entiendo menos estas guerras y estas muertes injustas de tantos seres que tan solo han venido al mundo a sufrir, morir de miseria y de espanto, sin saber porque les toca a ellos. ¡Me cachi, otra vez me estoy yendo por los cerros de Úbeda, os pido disculpas, pero es que estoy indignado y tengo que desahogarme! Pues como decía, de nuevo Daniel nos volvió a la realidad diciendo: "Hasta mañana no les podremos llevar a los albergues de la ciudad, y mirándome. ¡Ve por tu coche, nos los llevamos a tu casa, tenemos que celebrar la Nochebuena, y están muy débiles para hacerles dar un solo paso, además, el pequeño necesita su cunita y la poca ropita que posea!".
Papá, mamá, hermanos. Os aseguro que ha sido mi mejor Nochebuena y creo, anoche nació de nuevo Jesús en mi habitación. Un Jesús de verdad. Sin luces, sin turrón, sin nada, como aquel que durmió en un pesebre. Un pesebre compuesto de tres soldados, una anciana, dos niños y un periodista que tiene mucho que aprender y que no olvidará en la vida, su mejor “Nochebuena”.
Os quiero mucho. No puedo decir más porque creo, me habéis entendido.
Os envío todo mi cariño.


Jose.


P.D. Alicia si ves a Ana, dile que mañana le escribo a ella.

Nani, Julio 2007.

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domingo, 29 de julio de 2007

DESPEDIDA

Hasta el día de hoy, mi empeño había sido olvidarte y olvidar lo que habíamos compartido juntos. Me ha dolido mucho tu recuerdo y las dos últimas frases, que me dijiste cuando nos despedimos: “¿Cómo crees que quedo?” y para finalizar, “¡que te vaya bien!”
No, no me ha ido bien, porque tu recuerdo me ha martilleado una y otra vez, instante a instante, de día, de noche, y no me ha dejado descansar.
Hoy, mientras se mezclaban mis sentimientos con el olor a pino del limpiador de baño, la unión ha sido tan explosiva, que ha pasado por mi, como si se tratara, de la esponja que necesitaba mi pensamiento, dejando resplandecientes mis sentimientos y me devolvieran, la paz que había perdido.
No supe responder en su momento a tu pregunta. Fue como si un ídolo de barro, se hubiera roto a mis pies y no quise aceptarlo, o no pude. Hoy y en un segundo, te he reconstruido y te veo de nuevo; como un ser humano, ni más, ni menos. Un señor de su mundo, que intenta hacer su trabajo y para ello, se vale de lo que tiene a su alcance; incluidos, los sentimientos de ciertas personas.
Que, ¿cómo creo que has quedado? Ya te puedo responder. Eres la persona que tanto he querido, pero algo distinta ahora. Quise arrancarte de mi sangre, infinidad de veces, y no he podido. Creo que te quiero aún más y he comprendido, que no quiero olvidarte. Ahora deseo recordar y seguir queriéndote, para que este sentimiento que corre por mis venas, me recuerde que las personas; todas, todas, somos seres humanos; con penas y alegrías, con virtudes y defectos y que aceptando toda esta mezcla, es cuando se comprende al otro y se le quiere de verdad.
Hasta ahora, quería corresponderte con desamor; pero no he podido ni tenerte rencor, ni ignorarte, ni como te decía, olvidarte. Prefiero pensar, que como en alguna ocasión dijiste: “Nada es lo que parece”, y que muchas cosas de las que nos rodean, son “humo”. Humo que embriaga en ocasiones y claro, nada es lo que parece.
Pero, que triste es actuar de esa manera, porque…, si hacemos las cosas para que parezcan otras, ya me dirás como quieres que piense yo o, como crees, que quedamos ante el otro. Lo siento por ti, lo siento de veras, ya que tiene que ser algo duro, pasarse la vida actuando, (otra vez me ha salido esa palabra, que tanto nos hizo discutir en su día).
Lo siento, pero al final creo tener razón. La actuación y el actor, son los que prevalecen. Que triste es, que tu “éxito sea humo”. Que triste es, que al final te vea, como a un buen actor, que interpreta a la perfección, el papel de su vida. El papel que le ha tocado o que ha escogido, para interpretar. De veras, que lo siento por ti, y por mi también. Hoy soy yo la que pregunto: ¿Cómo es tu soledad, cuando te quedas con ella. Cuando se deja caer y pesa como una losa. Cuando recuerdas el olor del “humo”, que dejas impregnado en los demás?
Ahora entiendo al ser escurridizo. Has sido como una figura de gelatina, preciosa de apariencia y color, pero que cuando se prueba o se toca, se escurre por entre los dedos o deja un sabor de boca, que no es el que te esperabas. Hubiera preferido una figura de mármol, al menos, la frialdad hubiera estado palpable desde el primer momento, o igual, tampoco hubiera sido lo que parecía, ¡quien sabe!
De todas maneras, hoy me alegro de poder al fin, escribir esta carta y decirte, que ya no me dueles tanto, que al menos; recobro mi paz, muy poquito a poco, despacio, muy despacito y espero, que el desamor que he sentido, incluido el rencor, (poco, porque te quiero demasiado para sentirlo), se desvanezcan con el tiempo.
Hoy me toca a mi decirte, que te vaya bien, y me gustaría, que el humo que te envuelve, se haga una bonita realidad, que no se expanda por el aire, sino que perdure igual que una sonrisa, el brillo de los ojos, el primer beso o la palabra dicha, con la mayor devoción y cariño.
Hoy quiero que sepas, que sigo donde me conociste. Que voy a intentar sacarle brillo a mi serenidad. Que voy a intentar, limpiar mis sentimientos, para que queden resplandecientes y voy a luchar con uñas y dientes, por arrancar, el desamor que aún me quede y espero; que si alguna vez nos volvemos a ver, tengas la cara limpia de maquillaje de clon, para que pueda ver, tu auténtica sonrisa y el verdadero brillo de tus ojos. Voy a rezar, para que el papel de tu vida, el auténtico, te llegue y no te haga sentir mal ante los demás. Hoy voy a rezar, porque seamos alguna vez, auténticos y veraces.
¡Que todo te vaya muy bien!

Rossanna.

Nani. Julio 2007.
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viernes, 27 de julio de 2007

UN NUEVO DÍA

Con la lista del la compra en una mano y empujando el carro del supermercado, se acerca al frigorífico de los productos lácteos: "Yogur natural. Sí, con seis habrá hasta la semana que viene. Cuatro de macedonia y otros cuatro de fresa. Mantequilla y lonchas de queso fundido, para los sándwiches".

En la vitrina de charcutería, recoge las salchichas predilectas de los niños, el jamón cocido para los mayores y una barrita de mortadela de aceitunas. Esta semana, se va a permitir esa licencia, está cansada del régimen.

En la carnicería, recoge medio kilo de carne picada para los macarrones. Dos entrecot para su marido, ya que no le hacen gracia las pastas y unas costillitas para el estofado.

En la verdura, se pesa ella misma, tres alcachofas, dos cebollas, cuatro zanahorias, seis manzanas reinetas, seis plátanos, unas ramitas de perejil y una bolsa de patatas.

"Sí, con todo esto tiraré hasta la próxima semana, se dice, estamos a final de mes y tengo que arreglármelas como sea".

"Bueeeno, ya me olvidaba del lavavajillas, y el detergente de la lavadora, ¿que te apuestas, que no me llega el dinero? Me las tengo que ingeniar como sea, en vez de coger un tambor, me arreglaré con pastillitas y así, espero a las próximas ofertas".

Todo esto lo va pensando, mientras se acerca a la caja. De un vistazo, se dirige a aquella que tiene menos cola. Esta mañana, se le ha echado la hora encima y creé no va a terminar, para cuando llegue la familia: "Y encima, vienen como lobos hambrientos, pero primero protestarán. Si les pongo macarrones con tomate, dirán que porqué no los he hecho con nata y viceversa. Que cansada estoy, tengo ganas de una vacaciones para mí. Que me hagan o me sirvan la comida. No tener que pensar, ni lavar, ni planchar, ni limpiar, ni...."

"Andaaaa..., ya me olvidaba. Tengo que llegarme por la tela para el vestido de Maite. Tiene la cena de fin de curso y que poca gana tengo de coser. Tenía que tocarme la primitiva. Estoy cansada y que poquito ayudan. Y que no se te ocurra quejarte Paqui, que verás, que prontito tienen todas la respuesta a punto, en fin, no te quejes más, que tanto te van a dar. Anda, que se te va el santo al cielo, se dice, mientras mete las bolsas en el carrito de cuadros azules y negros".

Compra la tela y se detiene al pasar por la administración de loterías y juegos de azar. Mira dentro de su cartera monedero: "Sí, la primitiva no la miré anoche en el telediario". Pasa. Mira los cartelitos que hay en el tablón y comprueba la fecha. Después mira los seis números: "3, 10, 13, 26, 44 y 45. Reintegro 2 y complementario 6". Se pasa la mano por la frente y vuelve a comprobar: "3, 10. 13, 26, 44 y 45. Reintegro 2 y complementario 6". Con un cliner que lleva en el bolsillo del pantalón, se seca el sudor que de repente y de forma poco usual, le empapa la cara.

Entra en una entidad bancaria que le coge de paso. Pide ver al director. Este la recibe al cabo de un rato. Cuando sale del despacho, no tiene prisa. Llega a casa. Hace la comida y pone la mesa. Se da una ducha, se arregla el pelo y se pone el traje azul. Se mira al espejo y se ve bonita. Recoge la bolsa de viaje, con sus pertenencias de aseo y las cositas más precisas. Entra de nuevo en la cocina y anota en el taquito que tanto sirve, de notas de compras, como de nota de recados y escribe: "No os preocupéis, ni me esperéis. Me voy de vacaciones". Desprende la nota del taco. La deja en la puerta de la nevera, cogida del un imán con forma de fresa. Se sonríe y sale del piso, sin pensar en nada más.

Confidencias de una"ama de casa"


Nani. Julio 2007.

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lunes, 23 de julio de 2007

EL JARDÍN

Empujó la verja de hierro y se adentró en la alfombra ocre, que se extendía a lo largo y ancho de todo el jardín. El crujir de las hojas secas, era tan solo un sonido que se escuchaba en aquella fría tarde de otoño, que anunciaba ya, un largo y crudo invierno.
Una vez más, se refugiaba en aquellos rincones al aire libre. Siempre huía a este lugar, cuando la respiración se le hacía insoportable. Cuando el corazón le oprimía y se le quedaba detenido en el hueco de la garganta, donde le impedía respirar, articular palabras e incluso, parecía obstruir el orificio y camino, por el que debían conducirse las lágrimas que se concentraban en su interior, y no encontraban la ruta, hasta donde debían convertirse en cascada.
Con la mano helada, limpió de hojas el banco de piedra y allí, como otras tantas veces, se sentó a esperar, que el corazón volviera a introducirse en la cavidad del sosiego y el llanto brotara, como si de un torrente se tratara.
Poco a poco, y mientras las rayos del sol se tornaban más rojos y fríos, la realidad volvía a su interior y de nuevo asumía con tranquilidad, los motivos de su desesperación, de su inquietud y tristeza.
Creía haber sido una criatura diferente. Creía que su tristeza era única. Creía que su soledad, tan solo pertenecía a su ser, pero había algo, que la devolvía a la realidad. Era verdad, que su individualidad, su tristeza y soledad, solo pertenecía a su alma, pero al adquirir conciencia de su existencia, también podía entender, que había sido inevitable, su situación.
Escogió en su día, aquella forma de vivir. También en su día, fue conciente de que al trasladarse a aquel sitio, a esa determinada forma de vivir, al aceptar aquel trabajo, todo esto acabaría ocurriendo.
No fue la primera persona, que acabó en aquel jardín. En aquel banco y en aquella existencia que a veces, se hacía tan triste y solitaria.
Mientras el frío del anochecer, le impulsaba hacía la realidad, un pensamiento volvía a embargarle: “Es necesario salir del jardín. Es preciso quitarse de encima la tristeza y vestirse con la sonrisa, la tranquilidad y el sosiego. La verdad está ahí fuera y hay que atraparla como el aire que respiro, como el color del cielo, como el agua de lluvia me empapa cuando cae. Es urgente volver a sentir la vida. Es indispensable sentirse vivo”.

Nani. Julio 2007.

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sábado, 21 de julio de 2007

¿QUÉ TIENES DE PURITANA?

¿Qué tienes de puritana?
de Puri tengo un vestido,
que me dejó para la playa.
¿De Tana?
a ver que piense,
de Tana, no me queda nada.

Homenaje a Gloría Fuertes.
Nani. Julio 2007.


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jueves, 19 de julio de 2007

ANOCHECER


Cuando se aproxima la noche
y la pérdida de luz
se acerca,
también los recuerdos
se hacen presentes
y la nostalgia
se me apodera.
Duele el anochecer,
de esta ciudad abierta.
Hace revivir una vez más,
el escozor de las mentiras
y las verdades a medias,
para tan solo quedar,
El Califa,
en su castillo y su novela.

Nani. Julio 2007.

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