Foto cogida de la red
La lluvia de fuego que
lentamente devoraba la ciudad
era observada desde la ventana a través
del visillo ligeramente corrido, como temiendo ser descubierto y tragado del
mismo modo que fue desapareciendo aceras, farolas, coches aparcados y todo lo
que se cruzaba con ese terrible apocalipsis.
Mansamente
se aparta, bebe un sorbo del vaso que espera sobre la mesa, con el revés de la
mano se limpia los restos que han quedado cosidos a sus labios y con lágrimas a
modo de lluvia mansa, se recuesta en el sofá esperando que algo concluya.
Nani.
Mayo 2013