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Ella no tiene habilidad
ninguna para recogerse el pelo
y ahí radica su encanto. Si estuviera siempre recién salida de los salones de
belleza y su melena pulcramente peinada, no sería la joven encantadora, de
mirada salvaje y sonrisa atrevida. Ni sería la profe que inspira poemas a los
adolescentes o la musa del gran escultor.
Fue
su padre y peluquero del barrio quién le aportó el resto de personalidad,
cuando necesitó aquella prótesis.
BIENES
Ella no tiene habilidad
ninguna para recogerse el pelo,
tampoco tiene maña para hacerse la raya bajo el ojo o maquillarse los labios,
pero lo que sí tiene a toneladas es una gracia innata, amor hacia todo y podría
conseguir un máster con matrícula de honor en valores de los que no se pagan
con tarjeta de crédito.
Nani. Septiembre 2014