Ordenó sin pestañear que saliera a la calle, comprara el
pan y volviera en seguida. Le preparó el bocadillo de cucarachas aderezadas con
soja, lo envolvió con papel de plata y lo guardó en su mochila. Hoy sabía que
su hijo comería proteínas. El problema por resolver sería el menú de la cena y
los calcetines por reponer. Solo tenía que darse prisa, si conseguía llegar a
tiempo limpiaría el bar y la sala de juegos, a cambio el día se resolvería y ya
mañana, vería que hacía.
FRUTO DEL SIGLO XXI
Ordenó sin pestañear que saltara el barranco y cruzara a la
otra orilla. Allí encontraría a su abuela paterna, le entregaría la carta que
llevaba en el bolsillo de la cazadora y a la señora gruñona, seguro que el
corazón se le ablandaba, le costeaba los estudios y lo educaría. Ya le
explicaba que ella tenía los días contados y no podía dejarlo en aquella mísera
guerra.
NANI,
Enero 2019