Siento
hablarte con este sarcasmo que dices me caracteriza, ¡me obligas a ello!
Te
comiste el mazapán aunque te produjera arcadas. No tenías que sentirte forzado,
ha sido la gota que rebozó mi paciencia. No necesito tu sacrificio, sino tu
respeto, tu comprensión y tu cariño.
Así
que de ahora en adelante, te haces tu propia repostería, tus propias caricias y
le dices a tu madre que te reeduque (aunque quizá ella no tenga toda la
responsabilidad o culpa, no sabría cómo decirlo) y entonces, comienzas a
buscar. Seguro que hay alguien que te escucha de nuevo y te da mucho amor. A
estas alturas las cosas han cambiado. No soy la niña que se enamoró de aquel
chico guapo y simpático, que creí tenía un corazón en lugar de una mente
calculadora y que hace las cosas por costumbre o siguiendo un protocolo. He
crecido, soy una mujer que necesita una persona que madure más o menos como yo,
que sepa mirar al fondo de mi alma normalmente obligada a estar helada o, que
salte con mis locuras y sobre todo, que diga la verdad y no lo que conviene. Las
tradiciones y lo que encaja, si te parece las dejamos para celebrar el folclore,
está bien para el día de la fiesta local, para recordar lo que no debemos
repetir por ejemplo, pero no para el día a día en pareja.
Si
me haces caso, seguro que te conviertes en un chico de provecho como decía la
abuela, de lo contrario, terminarás tomando Prozac por la mañana, al mediodía y
por la noche o cualquier ansiolítico similar.
En
cuanto a mí, voy a planchar arrugas, a beber de la experiencia y disfrutar el
amor a mí misma y cuando sea capaz de saltar de nuevo, tomaré impulso y gozaré
del día a día.
Reto #fuegoenlaspalabras: Sarcasmo y mazapán. "Crónicas de la loca que cazaba nubes"
Nani.
Enero 2019