jueves, 19 de septiembre de 2024

LA ADOLESCENCIA TIENE DE TODO

 


Sierra de Gredos


He disfrutado las vacaciones como ningún otro año, aunque todo no ha sido brillante, pero sí muy persuasivo. Mis padres dicen que aterrador el acontecimiento que os cuento, pero para mí que me gusta explorar ha sido fascinante, aunque comprendo que han tenido motivos para esos argumentos. Nos gusta hacer expediciones por distintos lugares y este año tocaba la sierra de Tormentos, situada al norte de la provincia de Cáceres. Con catorce años que había cumplido en primavera, consideró por unanimidad la familia, que podía adentrarme en la garganta de La Serrá, pero en aquellos momentos no esperaban lo que realmente ocurrió. Me adentré atraído por la luz distinta a lo visto anteriormente y por el sonsonete del agua que corría al fondo. No me di cuenta que estaba solo, hasta que escuché voces lejanas buscándome. Al principio no me preocupé, pero cuando quise volver, no sabía por dónde me había adentrado y un poco de miedo sentí. Siempre he sido muy “flamenco” ─dice mi padre─ y en aquel momento pensé que llevaba razón. Imaginé a mamá y mis hermanos muy preocupados y a papá enfadado con razón.  Me vi al borde de un precipicio que no sé cómo demonios acabé allí y por un momento, dudé si seguir adelante, volver o qué hacer. Escuché la voz de papá llamándome y fue cuando reaccioné. Quise darme la vuelta y resbalé.  Me hice daño, pero en aquel momento no estaba para mirar que pasaba a mi pierna. Con dificultad me di la vuelta para intentar volver por el lugar que había tomado, pero encontré dos salientes que no vi al bajar. Ahora no sabía cuál tomar. Volví a escucharlos y esta vez más cerca. Era la voz de papá y la de uno de mis hermanos. Quise hacerles señales con la mano, pero no podía soltarme, era peligroso. Decidí tomar aire y con toda la fuerza de mis pulmones les grité: ¡Estoy aquí, no os preocupéis voy hacía arriba! Por respuesta escuché silencio, después me contaron que, al oír mi voz intentaron callar para identificar el lugar de procedencia. Al cabo, conseguí mirar hacia arriba y aunque lejos, los divisé. Casi me suelto para hacerles señales con la mano y decirles que estaba más abajo. Volví a tomar aire y repetí: ¡Voy hacía vosotros, ya os he visto, tardaré un poco pero estoy ya mismo a vuestro lado! Con el entusiasmo y las ganas de volver, volví a pisar donde no debía y se desprendió la piedra que había bajo uno de mis pies. Esta vez casi el cuerpo me arrastra, pero pude asirme con fuerza y seguí subiendo. Al cabo de un rato, todos me vieron y vinieron hacía mí. Me abracé con locura a mi padre y a mi madre, después todos vimos que llevaba una pierna ensangrentada y las manos llenas de vejigas. Nada me importó, sino ver felices a los míos y yo, contento con la aventura, porque no dije nada, sino pedir disculpas por mi escapada, pero estaba feliz de haber conseguido un nuevo reto. Sé que soy un rebelde que no se conforma con lo establecido, pero eso queda para mí. Por supuesto sé que hice pasar un mal rato a los míos, pero por dentro me aplaudía bien fuerte.


Nani. Septiembre 2024

 

lunes, 16 de septiembre de 2024

ILUSIONES Y CAMBIOS

 


Imagen subida de la red


Cambió de domicilio y de ciudad. Le hacía mucha ilusión la nueva vivienda.

La noche anterior tubo una contracción que otra, un poco intensas por momentos. Le preocupaba no terminar de acondicionar la casa, el mocoso empujaba ya su cabecita. Sería el primero y llegaba con fuerza. Estaba sola y decidió pedir ayuda a los vecinos, no debía arriesgarse, estaba muy pesada. Le dijeron cuando llegó con el coche cargado y tan voluminosa, que estarían encantados en ayudarle. Colgar cortinas, le parecía en aquellos momentos una osadía, pero quería que todo quedara perfecto para cuando llegara el padre de la criatura. Se sorprendería del cambio realizado. Aquella pequeña estancia que fue su humilde casita, quedaría impecable. Sería el hogar familiar. 

 

(Máximo 120 palabras) Vecinos, hogar, bebé.

 

Nani, septiembre 2024

martes, 10 de septiembre de 2024

APOSTANDO, AUNQUE SOLO DURE UN RATO

 


Imagen subida de la red

 

Cuando decide salir después de tanto tiempo, se da cuenta que

ahora necesitará algo a juego con su corazón nuevo. Siempre la

amenazó, pero ya no le importa. Prefiere morir vistiendo de

libertad a vivir con hábito morado. Su nuevo traje será de vida.


Nani, septiembre 2024

lunes, 2 de septiembre de 2024

DE VOCACIÓN, LECTOR


Imagen subida de la red

La biblioteca de mi ciudad es muy bonita, un poco antigua pero preciosa. De todas maneras, lo que más me gusta de ella es pasearme por entre los estantes cargados de libros y que desde pequeño disfrutaba pasando mis dedos por los lomos, mientras leía el título y el nombre del autor, imaginando las historias encerradas en sus hojas, el suspense o la información histórica o de otra índole. Siempre pensaba que ese u otro libro podría sorprenderme, ayudarme, o hacer que viajara a un lugar remoto en el que podía tener una aventura inolvidable. A veces cogía algún libro que la bibliotecaria me hacía devolver a su lugar de origen, ya que decía que aún no era apto para mi edad y yo, con cierto enojo lo dejaba y buscaba primero en la zona infantil, después en la juvenil y como ahora, en cualquier zona; ya no hay impedimento para recoger un tomo y me lo beba por decir algo. La biblioteca me ha aportado de todo. Historias, aventuras, enseñanza, etc., pero nada como aquella vez rozando la adolescencia y mirando los estantes como tenía por costumbre, vi una puerta abierta que casi no creí existiera hasta aquel momento, por estar siempre cerrada a cal y canto. Aquel día asomé primero la nariz con cierto temor, luego me atreví con la cabeza entera y más tarde, como no vi que existiera impedimento, me adentré con precaución y una vez dentro, mis ojos comenzaron a abrirse más y más y mis dedos tocaron inmensos volúmenes que deberían tener siglos de antigüedad. Sobre una mesa enorme de madera, había un libro abierto que debía medir cada página aproximadamente 30 x 50 cm o eso me pareció en aquel momento. No me atreví a tocarlo porque había escuchado decir, que aquellos libros había que tratarlos con delicadeza, pasar sus hojas con guantes de algodón y tratarlos como las joyas que eran, pero no me resistí a leer aquellas letras escritas a pluma, con estilo tan seductor y que tan solo había visto en las películas. Se trataba de la biografía de un legendario personaje de la edad media, llamado Averroes, y cuando más entusiasmado estaba leyendo con parsimonia y embeleso el vocabulario y caligrafía, la luz se apagó y escuché como al fondo la puerta se cerraba y pasaban la llave para que quedara el reciento totalmente clausurado. Al principio me inquieté y casi grité, pero más tarde me alegré de no haberlo hecho. No me preocupé en un principio pensando que pronto volverían a abrir y entonces podría salir. Hurgué en el bolsillo de mi pantalón y efectivamente, llevaba el llavero que me habían regalado el pasado cumpleaños mis padrinos. Se trataba de una pequeña linterna que me hizo mucha ilusión en su momento, y que usaba bajo las mantas cuando en casa me decían que había que apagar la luz porque había llegado la hora del descanso. Me alegré pensando que hacía tan solo dos días que le había cambiado la pila y la encendí. A la luz de tan pequeño instrumento, todo se veía inmenso y casi sentí un poco de miedo, pero volví a enfocar el grandioso ejemplar objeto de mi encierro, continuando con su lectura. Observé que los guantes estaban cerca del libro y sobre la mesa, me los coloqué y como si estuviera haciendo lo más importante de mi existencia, continué leyendo aquella interesante historia del gran filósofo, galeno, astrónomo, teólogo y numerosas cosas más. Cuando estaba más entusiasmado, escuché un estruendo que me dejó paralizado sin saber que hacer. Por inercia apagué la linterna, pero empezó a darme pavor y volví a encenderla. Pasado el primer momento conseguí moverme, enfoqué hacía el lugar del ruido y me dirigí al mismo. Comencé a desplazar la luz sin conseguir ver nada extraño, hasta que algo nada normal me convenció que debía ser lo que había producido la alarma. Me encaramé como pude, escalando una de las estanterías cercanas y allí estaba la muy malvada. Se trataba de una enorme caja que se había deslizado de un estante más alto y que se había quedado en volandas apoyada ligeramente en otro estante más bajo y que de no haber sido sujetada por mí en el momento oportuno, habría caído estrepitosamente contra el suelo, haciendo que todos aquellos documentos y carpetas se hubieran estrellado contra las baldosas, con el consiguiente destrozo y desorden. Todo aquello debió haber ocasionado mucho alboroto. De pronto me vi allí encaramado y sujetando el objeto, observado por la bibliotecaria y su ayudante escoba en mano y yo, sin saber que decir. Al final, pude explicar toda mi aventura y la reprimenda que esperaba, se convirtió en agradecimiento. Si la caja se hubiera estrellado contra el suelo, muchos de los documentos que aún estaban pendientes de ser registrados y ordenados en sus lugares correspondientes y que pertenecían a unas pasadas efemérides de las que no se tenía registro y perdidas en la pasada guerra civil, se hubieran destrozado. No se habían conservado adecuadamente y por el mismo motivo, estaban esperando a una persona entendida en la materia para que fueran objeto de estudio y clasificación. Más tarde pude respirar y hasta salió la noticia en el periódico local, donde fui bautizado oficialmente como “Ratón de biblioteca”. 

 Nani, septiembre 2024

viernes, 23 de agosto de 2024

LA CUEVA DE LOS GAÑANES

 


Sierra Nevada, subida de la red


Subí al cerro de los Gañanes a recoger lo que en la cueva del mismo nombre había quedado. Padre me dijo que lo dejara para cuando pasaran unos días, ya que parecía iba a haber temporal. Lo mismo caía nieve ─dijo. El cielo y el fuerte viento lo anunciaban, pero como siempre, no hice caso y quise dejar terminado lo que había comenzado. Una vez arriba, el frío se acentuaba y el fuerte vendaval comenzó. La nevada arreciaba y supuse que no podría bajar. Conseguí llegar al refugio que era de la familia y empecé a apilar la leña en la base de la chimenea que tanto me recordaba al abuelo. La encendí, busqué una manta y miré en los estantes para ver si seguían en el mismo lugar, los botes de conserva del pasado otoño, tendría que quedarme por unos días hasta que la bajada fuera posible. No me daba miedo permanecer allí a pesar del frío y la soledad. No era la primera vez y desde que en una ocasión me acompañó la reina de las nieves, ya no me daba miedo nada. Cuando aquello pasó, nunca me creyeron, pero estaba seguro que volvería a verla. Estuve nervioso pensando en su presencia, la presentía.

La primera noche como estaba muy cansado, me quedé dormido de inmediato después de degustar unas ricas fabes con chorizo calentitas y aromáticas que creo atrajeron a la mismísima reina y a todo su séquito, solo que ella esperó hasta otro día cuando supuso estaba descansado y con la mente despejada y activada.

Me habló del secreto que los seres humanos llevamos dentro, pero que solo lo descubrimos algunos y, os aseguro que no fue un sueño, estuvo a mi lado.

Del saber relacionarnos entre sí, sin humillar y sin querer sobresalir, pero al mismo tiempo, sin dejarnos menospreciar, que no está reñida una cosa con otra. Añadió que cuando descubrimos esos seres o se acercan a nosotros solo para conseguir su propio interés, nos diéramos la vuelta y los dejáramos ir sin decirles nada, según ella, es la única manera de hacerlos reflexionar. Si en algún momento están dispuestos a cambiar, que lo hagan, pero que mientras tanto, vayan y dejen ir.

Más tarde me entregó una figurita muy pequeña tallada en madera que parecía una roca de río, para que cuando me encontrara tan perdido como había estado en los últimos meses, la mirara y recordara que por muchas dificultades que encontremos, si estamos dispuestos, hallaremos el camino que a veces perdemos. Es algo normal en los humanos y que al final, es como si subiéramos un nuevo peldaño, ─añadió.

Desde entonces, esa figurita la llevo siempre conmigo, es mi talismán. Hice con ella un llavero y si pierdo las llaves que abren mi espacio de paz, pierdo mi camino.

 

Nani, agosto 2024

martes, 20 de agosto de 2024

¿Y QUÉ ES LA SABIDURÍA?

 


Imagen subida de la red

Se dice que los mayores tenemos más sabiduría, más que nada por la experiencia adquirida, pero creo que no siempre es así. La vida me muestra que a veces lo que hace de nosotros, es ser más fanáticos, hipócritas y poco sinceros.

No aprendemos de las vivencias y volvemos a repetir errores, guerras, xenofobia o racismo, homofobia, machismo, etc., y me pregunto de qué sirve esa experiencia de la que hablaba, o ¿es miedo a perder ciertas personas el supuesto estatus, miedo a perder favores recibidos o bien, concedidos por la historia?

¿Pero qué es la historia? ¿Lo que realmente sucedió, lo que nos cuentan ciertos historiadores que comen de la mano de los que mueven hilos y nos dicen lo que quieren que leamos o escuchemos?

Entonces ¿de qué sirve la sabiduría, la experiencia o la historia, si no es para manipular al ser humano y que todo vuelva a redundar?

¿A quiénes interesa que el ser humano esté dormido viendo en televisión irrealidades creadas para tal fin, a las que se prestan ciertas personas a cambio de dinero o creando bulos por el mismo motivo?

Si mis pequeños me preguntan por algo que observan o han leído y quieren que se lo explique, ¿debo mentirles, porque así lo dispone alguien que está por encima?

¿Y me pides que hable de sabiduría? ¿De cuál sabiduría? ¿Hay una sabiduría para los investigadores, otra para los señores de corbata y guante blanco y otra para el ciudadano de a pie?

Hoy estoy un poco reflexiva, pero es que no veo claro y eso que tengo renovados los cristales de mis lentes o ¿me vas a decir que no me han graduado bien la visión?

Nada, que está todo un poco opaco o un mucho, ¡no sé!, lo mismo es efecto del calor.

 

Nani, agosto 2024

lunes, 12 de agosto de 2024

ESE DÍA QUE LLEGARÁ

 


Imagen subida de la red

 

Cuando deje la tierra,

quiero volver a ella convertida

en abono de una higuera,

álamo o quejigo.

Quiero convertirme en madera,

ella sabe de reciclaje,

siempre tiene vida

y se regala al que llega.

Quiero atraer la lluvia

y dar vida a los que vengan.

Quiero ser abono,

quiero ser madera,

quiero atraer la lluvia,

cómo un árbol cualquiera.

 

Nani, agosto 2024