Dibujo Nani.
Ordenaron
colocarle una venda en los ojos y le llevaron por un lugar que olía a humedad.
Después, percibió que le observaban y le dio miedo, tanto que escuchaba el
tictac del reloj del abuelo que siempre llevaba prendido en el bolsillo y que
casi se confundía con el latir de su corazón, por eso cuando le tocó el hombro
se sobresaltó, su entrepierna se mojó y el sudor desprendió un hedor a muerte, que heló su respiración.
CHILLA RATÓN
Ordenaron
colocarle una venda en los ojos, le dieron unas cuantas vueltas para que perdiera
el horizonte y le dejaron a su libre albedrío. Cuando intentó recuperar el
equilibrio comenzó a tantear alargando los
brazos y al tropezar con un cuerpo le ordenó sin soltarle: “¡Chilla
ratón!”.
Nani. junio de 2013