viernes, 12 de septiembre de 2025

BARRIO DE LOS POETAS (De mi colección “Anuncios por Palabras, nº 26 ”)

 

 


Imagen subida de la red

Se busca manojo de llaves todas muy pequeñas, correspondientes a una casa de muñecas y perdidas posiblemente por el barrio de los poetas (calles Federico García Lorca y Gloría Fuertes).

Se recompensará a la persona que lo encuentre de manera muy especial, ya que pertenecen a la niña de mis ojos. Mi pequeña Dori de cinco añitos y que para ella es muy importante recuperarlas, ya que si no abre la puerta de entrada de su casita, no podrá recoger a su muñeca favorita y hacerle el desayuno con los bollitos que tiene dentro de la despensa que también está cerrada con una de esas llaves, ni podrá poner a su mascota Merlín su rico almuerzo y limpiar su pileta de agua o recoger su hueso de juguete que después de lavarlo, lo dejó prendido con una pinza en la terraza de la casita a la que no podrá acceder, de no conseguir su manojito de llaves.

A quién las encuentren, le pediría las dejasen en la calle Claudio Rodríguez, nº 22 preguntando por Margarita. Me pusieron ese nombre en honor a Rubén Darío y como amante de la poesía, mi recompensa será el último libro de mi querido Luis Alberto de Cuenca y la obra completa de R. Tagore. Estoy segura que lo disfrutará, porque los que caminamos por este barrio, todos disfrutamos el mundo literario en general.

Atentamente,

Margarita, una madre afligida,          

 

Nani, septiembre 2025

viernes, 5 de septiembre de 2025

VIEJA LOCA

 



Foto de Asier Susaeta

 

Dicen que tengo síndrome de Diógenes. No sé si será verdad, pero no puedo evitar recoger los gatitos callejeros o los libros tirados delante de los contenedores de basura. Me parece un sacrilegio tirar la cultura, la historia o todo lo que puede hacer pensar al ser humano.

Y sí, hoy me he encontrado al pie del plátano de jardín, unos niños. Me han dicho que son maniquíes y que estaban esperando a que los recogiera el camión del punto limpio, pero yo he visto en esos niños, los que mueren en cualquier guerra injusta de las muchas que hay en este mundo absurdo y egoísta y me los he llevado a casa para vestirlos, darles de comer y dejarlos después de asearlos y ponerles ropita, en una cama de sábanas limpias. Puede que me crean una vieja loca. Puede que tenga algún síndrome de esos modernos. Ahora le ponen nombre a todo, pero no se habla del dolor ni se le pone nombre, a eso que sienten los padres que pierden a sus hijos de manera tan injusta que son las guerras, la muerte o el hambre. Eso nos lo dejan para que lo veamos como si se tratara de un moderno juego, luego nos cuentan lo que algunos quieren que creamos y todos apagamos la televisión y nos vamos a la cama tras la película.

 

Nani, septiembre 2025

lunes, 1 de septiembre de 2025

SOY DEL SUR

 



 Pintura rupestre de Tabla Pochico. Aldeaquemada (Jaén)

Soy del sur pero vivo en Madrid. En el último puente, decidí ir a visitar a mis padres que viven en Aldeaquemada, la ciudad de mi niñez y juventud.

Como salí temprano y faltaban unas horas para el almuerzo que era la hora en que le dije a mamá que llegaría, al pasar por Despeñaperros decidí ir primero por los lugares a dónde me llevaba el abuelo Pedro. Disfrutábamos en la Cascada de la Cimbarra y de manera especial, el arte rupestre de Tabla de Pochico. Hacía mucho tiempo que no había vuelto por aquellos lugares, ya que echaba mucho de menos al abuelo y me dolía no poder acompañarlo, aunque alguna vez tendría que ser la primera.

Llegué a la cascada y allí casi salpicado por la cristalina agua que arrastraba la suave brisa, estuve meditando y recordando como de su mano, disfruté de pequeño cuando casi no le llegaba a la barriga. Más tarde, me embelesaba cuando me contaba sus peripecias en el servicio militar, los escarceos con las primeras chicas y la manera en que se enamoraron él y la abuela. Alargaba el tiempo, temiendo adentrarme en soledad en Tabla de Pochico. Allí me relataba y explicaba las rupestres pinturas y bromeaba cuando me decía que una de ellas se parecía a mi padre cuando tenía 15 años. Pobrecito, qué rabietas cogía cuando le escuchaba y al darme cuenta de que bromeaba, los dos nos reíamos como nunca más he hecho.

En ese momento sentí como si me empujara a adentrarme en el lugar y hasta me pareció escuchar su voz susurrarme al oído. Al instante me arrepentí de no haber acudido con anterioridad. Le sentía cerca y en cada imagen escuchaba aquellas bromas inocentes que nos hacían reír y al mismo tiempo, disfrutar el paisaje y todo lo que aquel paraje nos ofrecía.

Cuando me disponía a volver dónde dejé el coche para llegar hasta casa, noté que de entre las ramas se escuchaba un susurro y me pareció ver una especie de silueta. Después no vi nada más, pero sí sentí como si algo me empujara a adentrarme en una cueva que no recordaba haber visto anteriormente.

Me costó acostumbrarme a la penumbra y al olor que me resultaba extraño. Cuando estaba pensando en darme la vuelta, una mano invisible me sujetó y alguien me habló muy cerca: “No, sigue aquí, hoy tienes que ver que dejó tu abuelo en este lugar preparado para ti”. No pensé en nada más y me adentré. Al fondo había una cámara muy sofisticada con maquinaria extraña. 

Seguía andando hacía adelante, como si un poder superior me empujara a dirigirme no sabía a dónde.

Al término de aquel pasillo me esperaba un chico, por llamarlo de alguna manera. Me hizo pasar a una sala y allí encontré toda una serie de reproducciones de neandertales que según me contó el anfitrión, habían habitado la zona. Cuando le pregunté que tenía que ver el abuelo en todo ello, me comentó que ellos eran los habitantes de un planeta similar a la tierra en la galaxia de Xefocus y que vinieron a investigar la evolución humana, ya que querían introducirse entre nosotros. Volví a preguntar que tenía que ver yo con eso y sobre todo el abuelo. Me contestó que el abuelo estuvo ayudándoles y que me había dejado todo su legado para que lo continuara y para que desechara las dudas, sabía que llegado el momento dudaría, me dejó una carta. Al echarle una mirada por encima, supe que era la letra del abuelo. En ella me decía que eran personas a las que debía ayudar, ya que en su planeta se estaba terminando el agua y quedaban muy pocos seres. Quedé abatido y dije que debía pensarlo. Todo aquello que sobrepasó, aunque sabía que debía volver.

Por el momento, todo quedaría tal cual, pero sabía que volvería pronto. No cabía duda que aquello sería una de mis investigaciones futuras, de que nosotros éramos descendientes de los seres que allí habitaban y habitaron. Las incógnitas las iría despejando poco a poco, estaba seguro.


Me estáis preguntado por dónde comprar mi novela "SOLEDAD Y OLVIDO VAN DE LA MANO". Podéis solicitarla a la editorial:  https://gazpachodeletras.com/producto/soledad-y-olvido-van-de-la-mano/

Ya estamos preparando la segunda edición. Estoy muy agradecida a todos los que tenéis la amabilidad de pedirla y leerla. Muchísimas gracias a todos. 😘😘😘



Nani, Septiembre 2025

 

 

 

 

LA CASA ENCENDIDA