Un día más el radio-despertador me zarandea y me deja “k-o”. Me gusta despertar con esa voz amiga que me acompaña en el duermevela ese, que a todos nos gusta tanto, porque ¿nos gustas, verdad?, y que suele durar unos cinco minutillos de nada, pero que son tan riquitos y que se disfrutan de forma tan especial. Unos días nos hablan de los cotidianos dimes y diretes de los políticos, (que ya casi te hacen reír y a veces casi llorar), otros días del tiempo que se presenta, o de los proyectos de uno u otro partido, todo algo muy suave para ir subiendo el tono de lo que va a ser el nuevo día. Tú te vas dejando llevar, hasta que decides tirante de la cama y comenzar una nueva jornada.
Pero hoy no he disfrutado, hoy como decía anteriormente, me ha zarandeado y me ha despertado de golpe igual que si me hubiesen dado una bofetada y mis dormidas neuronas han tardado un rato en reaccionar, incluso se han querido ir de rositas. Ayer parece ser, tres chicos de dieciséis años y una chica de dieciocho, se han entretenido (bueno, una forma de llamar a algo que me parece no tiene nombre) en rociar a un hombre con disolvente y le han prendido fuego, y todo porque según parece, querían grabar las escenas y colgarlas en Internet.
¡No lo entiendo, no puedo entender esas cosas! ¡No puedo entender donde estaban sus padres y que piensan que puedan estar haciendo sus hijos a las diez de la mañana, un día que se suponen deberían estar en el instituto!
He estado hablando de ello con una señora mayor y me ha dicho que todo esto pasa desde que las mujeres salimos a trabajar, que las mujeres debemos quedarnos a cuidar de los hijos, pero que claro, como hoy para vivir medianamente cómodos, no tenemos otra solución que irnos…., o sea, que la culpa es nuestra.
Después estuve hablando con un grupo de niños y niñas (estos son más pequeños, trece y catorce años), pero que ya van sabiendo que está bien y que no lo está. Ellos me han dicho que son unos “piraos”.
En ocasiones, leemos o escuchamos, que muchos profesores tienen depresión y se piden la baja, porque no pueden con los niños. Dicen que han perdido el respeto, les agraden y amenazan, si no son los propios padres los que llevan a cabo estas agresiones y amenazas. Debe ser una frustración grande para un buen profesor, que a la hora de impartir una asignatura, el chico no preste atención, pero no por la falta de interés del adolescente que está pillando palomicas, eso es normal, sino faltando al respeto e insultando, por ejemplo.
También solemos escuchar o leer, que los padres no pueden con sus hijos y esto es mucho más grave a mi humilde juicio.
Y para terminar, concluyo con las preguntas que me estoy haciendo desde que me he tirado de la cama.
¿Qué les pasa a los jóvenes? ¿Qué les estamos enseñando los padres? ¿Qué están viendo en sus casas? Estuve siempre casi segura, que la educación, los valores y la responsabilidad, se mama con el primer biberón o la primer teta que se le da en casa a un crío. Que un bebé, va aprendiendo día a día, observando a los mayores con los que convive. Estoy segura que todo lo que se pretende que sea una persona de mayor, no se aprende en la escuela, eso es un complemento a la formación importante del ser humano, pero que para colmo tampoco se deja que se haga como debería ser. Entonces me pregunto…
¿Se les debe dejar que hagan su santa voluntad? ¿Les debemos dar todos los caprichos y que se nos monten encima como si fueran los reyes de la tierra? ¿Hay personajes importantes que están interesados en que todo esto ocurra?
Hoy disculpadme si mi actualización es un poco…de esta o aquella manera, pero no tengo gábilos para hacer otra cosa. Si os agradeceré me deis alguna opinión, y así me sentiré algo menos triste. Yo trabajo a veces con jóvenes, y creo que una gran mayoría no son así, pero por favor, hoy pido una voz amiga que me convenza de que debo seguir “perdiendo” (siempre creí que no perdía) mi tiempo con ellos.
NANI. OCTUBRE 2007.