La nostalgia es demasiado fuerte, a veces casi insoportable ya que cada rincón de nuestro refugio, me sabe a ti.
Me sabe a ti, el rosal que plantaste al pie de la escalinata del jardín. Me sabe a ti, el jazmín con el que me obsequiabas todas las noches mientras permanecía en flor.
Me sabe a ti, la chimenea y los leños encendidos en donde recorrimos palmo a palmo, los mapas de nuestros cuerpos y de los que no nos fueron ajenos ningún poro, mientras nuestras pieles se confundían y nuestras palpitaciones llegaron a formar parte del chirriar del fuego encendido.
Me sabe a ti y se me hace imposible volver a recostarme en aquella cama que los dos forjamos con tanta ilusión, a fuego, cincel, martillo, besos, caricias y comprensión.
Me sabe a ti, salir al porche y sentarme en el escalón donde a la luz de las estrellas me hiciste estremecer tantas y tantas veces, como ahora me estremezco al mirar ese lucero tan nuestro, donde se que te has refugiado después de marcharte aquel triste día. Tan solo eso me hace sentir bien y poder soportar esta soledad. Estar aquí mirándote mientras parpadeas, me hace volver a sentirte, olerte, saborearte y esperar estar algún día de nuevo a tu lado, porque todo, todo me sabe a ti.
NANI Noviembre 2009.