El dibujo se lo he cogido prestado a Maria Pan
Cuando nacemos tenemos una época de sonrisas, cariños y cuidados que sin darnos cuenta, paran en seco para asomar las incomprensiones, los tropiezos, las impotencias y las dificultades que pueden ser tan fuertes, que no nos dejen respirar y lo único que nos queda es el olvido, pero es un olvido efímero que intentamos tapar con capas de cebolla que al ir desgastándose, vuelve a resurgir y eso que queríamos olvidar, hay que agarrarlo por los cuernos y masticarlo para poder digerirlo, desmenuzarlo y hacerlo tan normal como el agua que ingerimos. En ese momento, “el olvido” deja de serlo para formar parte de nuestro ser. A partir de ese instante, será una arruga de esas que nos salen en la comisura de los labios y que al mirarnos al espejo, hace que nos queramos un poquito más y nos convenza de que forma parte de nuestra existencia. Esa existencia que nos hace personas llenas de amor.
Nani, Abril 2011.