A la cola, como todo el mundo que busca empleo espera un día más rogando que surja un
milagro; para volver a las doce treinta
a la fila de la ONG donde día tras día recoge el recipiente de que lleva a casa y una vez allí, espera de nuevo a que le llegue el turno de
acallar el ronroneo de tripas que apenas si se remueven de tanto tragar
miseria.
Nani. Noviembre 2012