Déjala a ella que sea pájaro, mariposa
o abeja. Las alas se las compró vía internet,
precisamente para volar y no para quedarse encerrada en esa jaula que dicen
es su paraíso. Por mucho que adorne y
haga modificaciones sofisticadas, nunca dejará de ser una jaula y ella, bien
sabes que necesita ver el cielo, escuchar el agua del arroyo y respirar el
aroma de las flores, por lo tanto, no la detengas ni le insinúes nada; la libertad tiene un precio y el nuestro es
verla partir.
Nani. Noviembre 2012