Se
ha perdido un corazón partido. Ha sido atravesado por un dardo. El dueño del
disparo dijo que era un caramelo, se diría que envenenado. Fuentes fidedignas
aseguran haberlo visto arrastrarse por las inmediaciones del lago del parque. Otras fuentes, creen haberlo visto depositado
en un contenedor de reciclado, puede que le albergue la esperanza de poder
surgir de sus cenizas.
Se
gratificará a quién pueda dar alguna pista. La última vez que se le vio,
llevaba prendidas unas gotas rojas y una
pena que pesaba un quintal. Pueden ponerse en contacto conmigo misma, su
dueña, que de seguir sin corazón, me iré apagando como una vela abatida por el
viento o me volveré una ingrata e inhumana como muchos de los seres que me
rodean.
Razón:
En orilla del precipicio.
Nani. Septiembre 2013