Desde
pequeño le dijeron que debía prepararse para tener un futuro y ahí estuvo. Hizo
cursos, master y todo lo que en sus manos estuvo.
Admiró
a los más grandes. Su ilusión era conseguir los mejores paisajes, los poemas
que llegaran al alma y las novelas que pudieran ser los éxitos de la temporada,
“best seller” le llegaron a llamar.
Pasado
el tiempo repasa su obra o su vida, tanto monta... Consiguió éxitos relevantes,
pero reconoce que sus aliados los niños hubieran hecho mejor lo que fueron sus
pinturas. Había conseguido manchar los lienzos, exponer en las salas de moda y
a cambio, obtener disparatados beneficios. Sus poemas truncaron más de una
carrera de algún que otro cantante que se atrevió con ellos y sus novelas,
seguían apiladas en los estantes de las
librerías esperando que algún incauto las adquiera.
Ahora
cuando ya no vale mentir ni mentirse, lo decente es reconocer que ha sido un
gran artista de la farsa.
Cuando
se preparó tan a fondo, nadie le dijo y tampoco quiso planteárselo, que además la
honestidad era prioritaria y ya era demasiado tarde para reparar el sainete.
Mi
apuesta para:
Nani.
Octubre 2017