Viernes Creativo: Escribe una historia.
Cuando
aún no éramos adolescentes, todos los sábados bajábamos al fondo del mar
invitados por el dios Neptuno, donde pasábamos las mañanas en su palacio,
primero tomando pastas de algas variadas acompañadas de té, de una de las más
preciadas (la alga dorada) que le aportaba un sabor tan realmente bueno, que en
la vida hemos saboreado algo parecido. Tanto mis hermanos como yo, aprendimos
mucho de aquellas visitas sabatinas, de la sabiduría del dios de los océanos y
por supuesto, de su extensa familia. Nos dejaba navegar y gozar de todas las
maravillas marinas, a lomos de su ballena blanca Yenayá; llamada así en honor a
alguna antepasada según nos contó, (esa historia quedó pendiente para otra visita
que fuera más extensa, ya que no sería
suficiente con una de las acostumbradas). Más tarde, nuestros viajes al fondo marino
se fueron distanciando; los estudios y las obligaciones nos obligaron a ausentarnos
y con el tiempo, la habilidad a resistir bajo el agua (según nos dijo en otro
momento, era un privilegio otorgado a los niños), fue una quimera y algo que ya
no podíamos realizar. También nos dijo algo que no entendimos del todo, narrándonos
que los seres humanos nos descuidamos, adquirimos malos hábitos y eso nos
deteriora y es uno de los motivos por lo que ya no podemos gozar de todo lo que
la naturaleza nos ofrece, supongo se refería, a bucear por ejemplo con la
soltura de entonces. En una de las últimas ocasiones que hablamos con él, le
encontramos triste y un poco indignado, explicándonos que los que vivimos sobre
tierra firme, no cuidamos nuestro entorno y lo que no nos interesa lo arrojamos
a las aguas de ríos y mares, ¡no me quito de la mente su tristeza y al mismo
tiempo, la impotencia! Siguió diciendo qué estamos haciendo daño a la fauna y vegetación marina y eso repercutiría en nuestras propias
vidas, así como a ellos les estamos inundando de una tristeza enorme, ya que la
luz del sol pasa con dificultad, no traspasa el oxígeno que también necesitan y
todo se vuelve suciedad. Ahora al cabo de tanto tiempo, solo pido a los dioses
y naturaleza que no se desate la ira de Neptuno, Poseidón y resto de deidades
marinas, porque en ese caso lo vamos a lamentar eternamente.
SIN SENTIDO
Hermano,
si consigues salir a flote y llegar a la orilla, dile a nuestros padres que me
quedé en el desierto. No les proporciones la angustia de saber que me quedo
aquí ¡no puedo más!, ya sabes del pánico que les daba el Mediterráneo.
(No
lo he podido evitar, demasiadas pateras a la deriva, demasiados robos de sus
ahorros para subir a esas calamitosas embarcaciones y vidas perdidas. En estos
días veo a muchos chicos (los que lo consiguen) que deberían estar en la
escuela y se arriesgan para recoger aceituna, por ejemplo).
Nani.
Noviembre 2018