Viernes Creativo: Escribe una historia...
Soy Matilde Reinona natural de Villa Reina de Arriba y hoy es mi 20 cumpleaños. Mis
padres dicen que soy muy engreída y que necesitaba una cura de humildad. Me
estuvieron avisando desde que cumplí los 15 y me amenazaron que si a los 18 y
19 con mi mayoría de edad no tomaba una medida justa y coherente, tendría la medicina
que necesitaba para celebrar mi 20 aniversario. Siempre he estado rodeada de espejos
ya que me encanta pavonear mi belleza innata, mi esbelta anatomía y posar con
todos mis enormes y suntuosos vestidos llenos de adornos, buscando ser la mejor
de entre todas las chicas de Vila Reina de Arriba, de Abajo y del Centro. Así
que como todo me entraba por un oído y me salía por el otro, aquí me tenéis. Mi
querido padre y mis hermanos han tenido que traerme a la fuerza y empujarme en
esta habitación acorchada, sin espejos y con una simple silla para que cuando
me canse y desahogue mi mal carácter y la rabieta que cogería, me siente y
piense. Pero primero esa silla la he pateado hasta que en una de esas patadas,
como si se tratara de un bumerán se ha revuelto y me ha atacado en todo el
tobillo. Ahora lo tengo inflado como un globo, debe ser cosa de magia (en el
fondo siempre he sabido que las palabras de mis padres han sido mágicas y
verdaderas). Con la silla me han dejado una diana donde puedo ir disparando a modo
de flechas, los corazones que he destrozado para ver si alguno llega a hacer
diana y recojo algún amor del que me han concedido y yo no he sabido apreciar.
Hasta ahora no he conseguido ni una milésima de amor ya que no he logrado ni una
diana y por lo que escuché una vez decir a la abuela sabelotodo: “De lo que se
siembra se recoge”. Y por mucho que ahora me escueza sé que ni una pipa de
calabaza sembré en alguna ocasión, así que cuando salga de aquí, no me quedará
otra que empezar mi vida como si fuera una niña de cinco añitos en cuanto a
valores, educación y amor hacía los demás. Sé multiplicar, hacer ecuaciones y hasta
calcular todas las operaciones matemáticas, pero de amor, empatía y saber
estar, no tengo ni idea. Creí que era la única y que tenía todos los derechos,
nunca pensé que además tenía deberes con mi familia y con el resto de seres
humanos y naturaleza. Ningún corazón he conseguido que se clave en la diana, pero el mío lo
estoy viendo desangrado y abierto, supongo que dispuesto a que entre en él todo
lo bueno de lo que mis allegados me hablaron y yo no quise tener en cuenta. He
sido una mal educada, caprichosa y malvada. Me queda mucho trabajo por delante
para llegar a ser Matilde o Matí como me gustaría que me llamaran. Una chica
normal de cualquier villa del globo terráqueo.
Nani. Junio 2019