Nos
hacía mucha ilusión pasar unos días fuera de nuestro lugar habitual y celebrar
con nuestros amigos de origen chino y junto a sus familiares, su año nuevo allá
en su China de origen. Desde `pequeños dos de nuestros compañeros faltaban a clase
por esa época y eso especialmente, nos llamaba mucho la atención, sobre todo a
mí. Ahora de mayores nos prometimos acompañarles y sus padres estuvieron
encantados de enseñarnos sus costumbres y sus vivencias. Estuvimos ahorrado
este verano sirviendo copas en una cafetería del centro y hoy les estamos
acompañando, hemos llegado a Taipéi. Todo es distinto. Los olores que flotan en
el ambiente, las decoraciones, el color rojo, el barullo y todo lo que nos rodea
es muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Las personas se desplazan muy
apretadas y con paso rápido, como con prisa por llegar a su objetivo. Ya en casa de mis amigos donde nos esperaban
sus abuelos y tíos, fuimos invitados a tomar una reconfortante sopa para que
todo vaya mejor en el nuevo año y que por cierto, resucitaba a los muertos como
dice mi abuela cuando se toma un caldito. Además había en la mesa todo un
surtido de camarones, fideos, pescado y carne en abundancia, ya que esos días
no se cocina y todo está preparado con antelación. Una vez compartido el
almuerzo, nos comunican que debemos
prepararnos ya que tenemos el tiempo justo para coger un autobús que nos
llevará al lugar destinado donde se celebra la festividad de las linternas o faroles.
Todos cogen su farol y por supuesto, a nosotros también nos habían preparado el
nuestro. Son de un papel que no conocía y distintos a los rojos que hay
colgados por toda la casa. Tienen dibujos y caligrafía que me cuentan mis
amigos, son mensajes de buena suerte. La intención es dejarlos partir hacia el
cielo, una vez encendidos y todos lanzados al mismo tiempo, con el fin de
cumplir con las tradiciones. Hemos tardado en llegar como quince minutos. El
recinto es enorme y está masivamente lleno de familias especialmente felices
por poder compartir tan grandioso acontecimiento. Pronto empezará a anochecer y
se van descubriendo una cantidad enorme de animales y plantas decorativas,
llenas de luz y color. El olor a pólvora de los petardos nos invade y cada vez
se acentúa más el alboroto y la alegría.
Las calles se ven a lo lejos llenas de faroles rojos que son como un reclamo
para todos los que allí nos encontramos. De pronto, nos damos cuenta que el
menor de la familia no está a nuestro lado y todos nos inquietamos. Nos repartimos
para buscarle. Yo que creía que lo distinguiría entre tanto niño con semejantes
rasgos, me desconcierto sobre manera ya que me parecen todos iguales, además
los abriguitos son muy parecidos y comienzo a angustiarme. Hemos quedado en
reunirnos pasados diez minutos en un punto concreto y pasado ese tiempo,
volvemos a vernos. Todos estamos muy preocupados y decidimos dar parte a la policía.
De inmediato y por los altavoces piden silencio. Las personas del lugar que son
educadas por naturaleza, callan y atienden. Comunican la pérdida de un niño y
piden que sea devuelto al puesto de policía más cercano. Todos estamos muy
intranquilos y casi se está aproximando la hora de lanzar las linternas
encendidas al cielo, pero lo que importa es encontrar al pequeño. A nosotros se
nos han quitado las ganas de todo y ver tan desolados a padres y abuelos, nos
parte el alma. De pronto vuelven a pedir silencio y anuncian que hay tres niños
perdidos en el número cinco de la policía. Nos encaminamos en silencio y cuando
llegamos vemos a nuestro pequeño, jugando con los otros dos en el suelo del
improvisado puesto de policía. Vemos como los padres le abrazan y nosotros nos
abrazamos al mismo tiempo. Volvemos a recuperar la alegría cuando están anunciando
el momento de lanzar nuestras linternas. El abuelo que es el más anciano, se
encarga de encender a toda la familia comenzando por el `pequeño que se ha
perdido, puesto que así se agradecerá que todo haya quedado en un susto y
cuando termina y miramos a nuestro alrededor, todo se ve iluminado por las linternas
que son soltadas al mismo tiempo según se nos indica por los megafonía. Cuando
dejo libre el mío, pido porque las personas estemos siempre unidas y por la paz
del mundo, sobre todo en los lugares
donde falta de todo. Agradezco que mis amigos sean tan gentiles con nosotros y
nos estén proporcionando unas vacaciones de ensueño. Pienso que por naturaleza
las personas somos buenas y en estos lugares se siente de esa manera, la pena
es que haya seres que les interesa dispersarnos para que no crezca el amor que
debería ser el estado natural del ser humano.
#52RetosLiterup
Febrero 2020